Se trata de una orden de tipo canonical y militar fundada en Jerusalén en el marco de la Primera Cruzada y la toma de Jerusalén, en el año 1099. Godofredo de Bouillon, uno de los jefes de aquella empresa, se erigió en protector de los lugares sagrados y esta orden fue creada para cuidado de la iglesia del Santo Sepulcro y los otros centros de devoción de aquel territorio recién conquistado. Para su organización interna la comunidad de canónigos seguía la Regla de San Agustín.

Godofredo de Bouillon atravesando del río Jordán y matando un camello
Ilustración de un manuscrito del 1337 (Bibliothèque nationale de France)
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Canónigo del Santo Sepulcro
Ilustración de Historia de las Instituciones Monásticas

Además de Tierra Santa, la orden se extendió por Europa donde también se estableció en tierras catalanas a partir del 1226 con la protección de Ramon Berenguer III y de Alfonso I de Aragón, quien la benefició en su testamento. En la península, aparte de la casa de Santa Anna de Barcelona y sus prioratos, tuvo en Calatayud uno de sus centros más importantes.

Sant Sepulcre de Peralada

A pesar de la protección papal, la situación que se vivía en Oriente obligó a los canónigos a replegarse en Acre, pero la pérdida de este lugar estratégico en 1291 hizo que dejaran Tierra Santa para trasladarse a Europa. La orden fue suprimida por Inocencio VIII en 1489, incorporándola a la de San Juan de Jerusalén. La casa de Santa Anna de Barcelona mantuvo el título hasta su secularización de 1592. La orden del Santo Sepulcro se reorganizó en el siglo XIX, pero prácticamente sólo en su vertiente nobiliaria.

Santo Sepulcro de Calatayud

Marcèvol