El lugar de Marcevol, donde se encuentra el priorato, se encuentra mencionado por primera vez en el año 1010, más adelante se convirtió en una propiedad de San Miguel de Cuixà. Aquí se levantaba la actual iglesia de Notre-Dame des Escaliers, propiedad del obispado de Elna, en 1129 el obispo y el capítulo de canónigos hicieron donación de aquella iglesia de Marcevol a los canónigos del Santo Sepulcro de Jerusalén, representados por Warmond.
A partir de 1142, los canónigos de Marcevol, comenzaron la construcción de un nuevo edificio más adecuado, al sur del anterior. Después, seguramente en el siglo XIII, se fortificó. En esa época el establecimiento pasaba por una época de prosperidad, hay constancia de que sus bienes eran abundantes, entre los que destacaba el hospital de Illa. Durante el siglo XIV, Marcevol fue anexado a la casa de Santa Anna de Barcelona, de donde dependió durante un tiempo, a pesar de la lejanía, que dificultaba las relaciones.
Pronto llegó la decadencia, con enfrentamientos entre los pocos canónigos que ocupaban el priorato, situación que se agravó con el terremoto de 1428. A mediados del siglo XV la vida comunitaria estaba en plena decadencia, los priores eran comendatarios y no residían en la casa. En 1484 la orden fue suprimida, la misma fecha en la que murió su último prior. La propiedad de Marcevol pasó a la iglesia de Vinça, después, con la Revolución, el lugar y sus propiedades fueron vendidos y quedó abandonado o destinado a otros usos. En 1840 fue declarado monumento histórico y protegido, lo que facilitó su conservación, empezando una serie de actuaciones para ir restaurando las construcciones.
El edificio principal del priorato es la iglesia, una construcción de tres naves, sin crucero. Dos grupos de tres pilares unidos con arcos de medio punto separan estas naves, la lateral del norte está dividida con unos muros que sirven de refuerzo, que se habrían hecho después del terremoto que había arruinado este sector. Conserva el ábside central y el correspondiente a la nave lateral sur, el del norte se ha perdido. La fachada occidental tiene una portalada de mármol rosa decorada sólo con una arquivolta dentada. Encima hay una ventana del mismo material y estilo.
La fachada queda rematada por un campanario de pared de cuatro aberturas. A los lados de la puerta se encuentran dos lápidas sepulcrales, una del prior Bertran de Trillà (1282) y la segunda de Jaume de Piera (1288). En la absidiola sur se conservan restos de su antigua decoración mural, donde se puede ver a un Cristo en una mandorla, rodeado de ángeles. Al sur de esta iglesia se encuentra un recinto amurallado que cierra las antiguas dependencias priorales, ahora muy desfiguradas.
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