Según una tradición que sitúa
a este santo en el siglo V, Gunthiern era un
príncipe galés que se retiró a la región
francesa de Bretaña para llevar una vida
solitaria a raíz de un desafortunado
incidente donde murió su sobrino. Hacia el
550 se estableció en el lugar de An Aurot
(Quimperlé) y a su alrededor se reunió una
comunidad que años después sería el origen
del
monasterio de Sainte-Croix. Gracias a
algunos milagros que se le atribuían, fue
venerado como santo. A raíz de una invasión
de los vikingos, sus restos, que se habían
depositado en la cripta de la iglesia del
monasterio, fueron trasladadas a otro lugar
y no se recuperaron hasta el siglo XI
gracias a la intervención del abad Benito,
de Quimperlé.
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