Los mínimos llegaron a Girona el
año 1611 y compraron unos terrenos en la orilla occidental del
Onyar, donde ahora está la plaza de Catalunya. Antes habían
hecho una corta estancia, entre el 1584 y 1586, en Celrà, pero
la iniciativa no prosperó y pidieron establecerse en Girona, lo
que lograron el año 1611. En la ciudad ocuparon la capilla de
Santa Magdalena que adaptaron como iglesia conventual,
levantando una nueva más adelante. Los frailes dejaron este
establecimiento en 1835 y al año siguiente el convento se
utilizó como cuartel, cuando Gaietà Barraquer lo visitó entre
los siglo XIX y XX, la iglesia se había convertido en un almacén
del cuartel. Subsistió en buena parte hasta su derribo en 1960,
una parte del claustro se conserva en el Museu d'Història de la
Ciutat. |

Convento de los mínimos, en una postal antigua |