Mártir cristiana de Nicomedia
(Bitinia, Asia Menor), que murió por no
querer casarse con el prefecto a causa de
sus creencias, Juliana se había convertido
al cristianismo en secreto. Sufrió varios
tormentos y finalmente fue decapitada (en el
año 304). Se la representa con un diablo
encadenado, en referencia a un episodio
donde su santa le venció cuando la tentaba.
Sus reliquias se veneran en lugares
diversos, como el
monasterio de Santa Juliana de Santillana
del Mar.
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