El monasterio jerónimo de El Parral fue fundado en 1447 por el príncipe Enrique de Castilla (después rey Enrique IV) y Juan Pacheco (1419-1474), marqués de Villena y camarero mayor, personaje poderoso e influyente en la corte. La participación de cada uno de ellos en la fundación ha sido motivo de polémica, unos defienden que fue a iniciativa de Juan Pacheco y otros que fue el príncipe Enrique quien le encargó esta tarea para dejar su participación en un segundo plano porque todavía no era rey.
Parece que fue Pacheco quien protagonizó la fundación, se encargó de la adquisición del terreno necesario y llevar adelante la construcción, siempre con el apoyo del príncipe. Se cree que Enrique IV quería ser enterrado en este lugar, pero finalmente lo hizo en Guadalupe mientras que Juan Pacheco y su esposa fueron enterrados en el presbiterio de El Parral. El monasterio se levantó cerca de la ciudad de Segovia, al otro lado del Eresma, en un lugar ocupado desde antiguo por la ermita de Nuestra Señora de El Parral que era propiedad del capítulo de la Catedral de Segovia. La nueva comunidad jerónima vino del monasterio de Guadalupe.
Los primeros tiempos del monasterio fueron difíciles, la construcción no avanzaba y los jerónimos malvivían en alojamientos provisionales. Los fundadores se desentendieron de su labor hasta que Enrique fue proclamado rey, en 1454, esto daría el impulso definitivo a la construcción del gran monasterio. Durante el mismo siglo XV y el siguiente se llevó a cabo el grueso de las construcciones y su decoración, especialmente el retablo mayor y los sepulcros de los fundadores que ocupan la capilla mayor, cuya construcción comenzó en 1528. En 1659 sufrió un grave incendio que obligó a la reconstrucción de algunas dependencias.
Enrique IV de Castilla
Ilustración de la Genealogía de los reyes de España
(Alonso de Cartagena, s. XVI)
Biblioteca Nacional de España
En 1808 la ciudad fue ocupada por las tropas francesas y el monasterio resultó directamente afectado, resultando saqueado, los jerónimos no pudieron regresar hasta 1813. La situación de precariedad continuó durante años de forma intermitente, hasta que culminó en 1835 con la desamortización, lo que significó el abandono del monasterio, la pérdida de parte del mobiliario y el progresivo deterioro de las construcciones. Tras una ocupación temporal por una comunidad femenina, comenzó la protección oficial del conjunto arquitectónico lo que no evitó su deterioro por falta de la adecuada atención, a pesar de los insuficientes trabajos de restauración.
En 1925 comenzó la recuperación de la orden de San Jerónimo y se fue formando la nueva comunidad que ocuparía de nuevo el monasterio y que todavía se mantiene en la actualidad. A pesar de que la desamortización tuvo efectos sobre los bienes muebles del monasterio, el lugar aún conserva un importante conjunto de obras de todo tipo. De ahí procede “La Fuente de la Gracia” atribuida a Jan van Eyck, ahora en el Prado. Los jerónimos del Parral tenían una granja en la falda de la sierra de Guadarrama que en el siglo XVIII fue convertida en el palacio conocido como La Granja de San Ildefonso.
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