Monasterio de San Antonio el Real de Segovia
Monasterio de S. María Magdalena / San Francisco de Segovia / Santa Clara de Segovia
(Segovia, Segovia)
A principios del siglo XV, había en Segovia una comunidad franciscana y otra de clarisas, se sabe que, en esta época, estas últimas habían sufrido el incendio de su monasterio de Santa María Magdalena, con motivo del cual se refugiaron en otro lugar, terminando con dos casas diferenciadas: Santa Clara la Nueva, donde ahora se encuentra la catedral, y Santa Clara la Vieja (el antiguo monasterio de la Magdalena, cerca de aquí), ambas comunidades mantenían diferencias entre ellas con respecto a la regularidad.
Por otro lado, los franciscanos también tenían diferencias entre dos ramas, por un lado, los conventuales y por otro los observantes, reformados. En 1455, el rey Enrique IV de Castilla (1454-1474) dio a los observantes un palacete que había construido en la ciudad de Segovia, donde levantaron la iglesia y el convento de San Antonio. Entonces, los franciscanos también tenían dos casas en la ciudad, el convento de San Francisco ocupado por los conventuales y éste de San Antonio.
La reina Isabel I intervino en aquella situación y, en 1486, consiguió una bula del papa Inocencio VIII autorizando el traslado de los franciscanos de San Antonio a San Francisco y el de las clarisas de Santa Clara la Nueva a San Antonio, traslado que se llevó a cabo en 1488. En 1498 la comunidad de Santa Clara la Vieja se sumó a ésta de San Antonio, unificando las dos casas. Por otro lado, en 1486, se había fundado en la ciudad el monasterio de Santa Isabel, con una comunidad clarisa terciaria que pasó a ocupar el antiguo monasterio de Santa Clara la Vieja, que había quedado deshabitado tras el traslado de las monjas en San Antonio.
Las monjas abandonaron el monasterio en 1808 debido al peligro que representaba la guerra de la Independencia, refugiándose en San Martín de Valdeiglesias. El monasterio actual es el resultado de las numerosas reformas e intervenciones, tanto estructurales como decorativas, que se realizaron en este lugar a partir del palacete de Enrique IV, que se convirtió en la enfermería del monasterio. Las dependencias principales de la casa están situadas en torno al claustro grande, la iglesia está presidida por el retablo mayor, barroco (1730), su presbiterio está cubierto con un artesonado. El refectorio está decorado con pinturas murales, del siglo XV, seguramente de la época de los frailes. La sala capitular, de planta cuadrada se decoró en el siglo XVIII, también está cubierta con un artesonado. Las galerías del claustro y las demás dependencias menores también conservan un notable mobiliario.
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