La canónica de Andlau fue fundada por Ricarda, hija de Erchanger conde de Nordgau y señor del territorio de Andlau, ésta se había casado el 862 con Carlos el Gordo (839-888)Carlos el Gordo
(839-888)

Hijo de Luis el Germánico. Rey de los Francos (876-887) y emperador de Occidente (881-887). Declarado incapaz el 887, se vio obligado a abdicar. Murió en el monasterio de Neudingen (Baden-Württemberg)


Carlos el Gordo
Arqueta de santa Ricarda en la abadía de Andlau. Hacia el 880 impulsó la creación del nuevo establecimiento de canonesas agustinianas en el valle de Eléon, casa que dedicó a Saint-Fabien y Sainte-Félicité a la vez que conjuntamente con el emperador dotó económicamente además de ponerla bajo la dependencia directa de la Santa Sede y con derecho de libre elección de abadesa. La primera que ocupó este cargo fue la misma Ricarda, fallecida hacia el 895 y enterrada en la abadía. El año 1049 el papa León IX consagró la nueva iglesia que se había comenzado a construir cuatro años antes, también canonizó a la fundadora y dispuso el traslado de sus reliquias al presbiterio.

Abadía de Andlau
Fachada con el friso del siglo XII

La popularidad de la santa la hizo un objetivo para los peregrinos que se acercaban a Andlau, por otra parte debido al origen del monasterio, los monarcas protegieron la casa con privilegios y donaciones que la hicieron un centro muy influyente. La fundadora había recibido de Carlos el Gordo la abadía benedictina de Étival (Vosgos) y la convirtió en una canónica secular pero en época de la abadesa Mathilde (el 1140) aquellos canónigos fueron reemplazados por una comunidad premostratense y la abadía de Andlau aún conservó ciertos derechos sobre aquella casa. El 1160 el monasterio fue víctima de un incendio y se tuvo que levantar de nuevo resultando la iglesia que aún se conserva aunque con modificaciones, el portal actual sería de aquella época. Durante la primera mitad del siglo XVII la comunidad tuvo que abandonar temporalmente el monasterio y refugiarse en el exterior mientras el lugar era saqueado. Sin embargo, la casa se recuperó y pudo mantener la actividad hasta la Revolución, cuando las canonesas la tuvieron que abandonar definitivamente.

Fundación de Andlau con la milagrosa intervención de un oso
Detalle de una tela de Étienne Dubois (1847)
Canónica de Andlau

Abadía de Andlau
Relicario de santa Ricarda (s XIX)