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Aunque las comunidades
canonicales mantenían diferencias considerables entre unas y otras, hay
unos rasgos que sin ser universales se pueden considerar
característicos. Por un lado hay que tener presente el hecho de que los
canónigos eran clérigos y como tales, además de la vida común también
practicaban la cura de almas y se encontraban al frente de parroquias,
lo que no ocurría con los monjes, que no debían ser clérigos y llevaban
una vida esencialmente contemplativa. Otro rasgo es la posibilidad de
mantener bienes privados por parte de sus miembros, punto que fue muy
discutido y objeto de reformas para limitarlo, o eliminar. Algunas
comunidades canonicales asistían directamente las necesidades de los
fieles con tareas diversas como por ejemplo, tener cuidado de
hospitales. |
Claustro de la canónica de
Vilabertran |
Canónica de Santa Maria de Mur |
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Aparte de las canónicas
masculinas, con el tiempo también se fueron creando en Catalunya algunas
comunidades de canonesas que mantenían diferencias considerables con las
de canónigos por el hecho de llevar una vida especialmente contemplativa
y no estar representadas en las sedes episcopales.
Dentro de esta rama del
monaquismo y en transcurso del tiempo se han ido diferenciando
diferentes divisiones a modo de órdenes, seguidoras de costumbres o
reglas varias: en Catalunya tuvieron presencia los aquisgranenses,
agustinianos, de San Rufo, premonstratenses, antonianos ,
Santo
Sepulcro... pero en otros territorios, además de estas, también
surgieron otras congregaciones diferentes como San Víctor, Arrouaise y
muchas otras, incluso en época moderna. En algunos casos y sobre todo
antes de Aquisgrán es difícil averiguar si una u otra comunidad era
seguidora de una regla concreta o si mantenía usos y costumbres propios.
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San Agustín
Ilustración de Figures pour l'Histoire des
ordres monastiques,
religieux et militaires
(Helyot, s. XVIII) |
Canónigo
Ilustración de Figures pour l'Histoire des
ordres monastiques,
religieux et militaires
(Helyot, s. XVIII) |
Canonesa de San Víctor
Ilustració de Figures pour l'Histoire des
ordres monastiques,
religieux et militaires
(Helyot, s. XVIII) |
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San Agustín entronizado
Mural de la canónica
agustiniana de
Santa Maria de Lluçà (Osona) |
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Sant Pere de Àger |
Sant Feliu de Girona |
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A mediados del siglo
VIII el obispo Crodegang de Metz confeccionó una regla de uso para los
canónigos de su catedral, aquellas disposiciones serían adoptadas en la
época de Luis el Piadoso para todo el Imperio Carolingio en el concilio
de Aquisgrán del 816, las comunidades seguidoras de esa regla son
conocidas como canónicas aquisgranenses. Aquellas disposiciones se
extenderían de una manera heterogénea por las canónicas catedralicias
catalanas debido a su sumisión al imperio carolingio pero también se
fundarían otras canónicas fuera de las sedes episcopales con la misma
regla, que se consideran de carácter más monástico y regular. |
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Canónigos agustinianos |
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Sant Miquel de Escornalbou |
Santa Maria de Roca-rossa |
A finales del siglo XI
y durante el siguiente hay una ola de regularización de los capítulos de
canónigos en las diferentes catedrales introduciendo la llamada Regla de
San Agustín en detrimento de la aquisgranense considerada demasiado
laxa. Al mismo tiempo, las nuevas fundaciones pasan a hacerse bajo esta
regla agustiniana quedando las canónicas aquisgranenses en curso de
desaparición, o cuando menos, residuales. A menudo es difícil de
dilucidar qué regla se utiliza en un establecimiento determinado dado
que es característica la diferencia entre un lugar y otro, con añadidos
de diverso tipo efectuados sobre una base inspirada en los escritos de
san Agustín elaborados muchos años antes para uso de algunas comunidades
que le eran próximas. |
Además, muchas
comunidades tenían normas propias, como las episcopales que detallaban
la participación de los canónigos en la administración de la diócesis y
la elección del obispo. Esta situación se vio favorecida por la falta se
sometimiento a controles superiores en cuanto al seguimiento de las
costumbres y la no celebración regular de capítulos generales que habían
de dar más uniformidad a los diferentes establecimientos, como ocurrirá
con las órdenes que se fundarán más adelante, mucho más regulados. |
Santa Maria de Lluçà |
Sant Joan de les Abadesses |
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Canónigo de San
Rufo
Ilustración de Figures pour l'Histoire des
ordres monastiques,
religieux et militaires
(Helyot, s. XVIII) |
Saint-Ruf de Aviñón |
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Una de las variantes o
reformas de las comunidades canonicales tuvo lugar el 1039 en Aviñón
cuando cuatro canónigos de su catedral pidieron constituir una comunidad
independiente, seguidora también de la regla agustiniana. Se les cedió
una iglesia abandonada dedicada a Saint-Ruf situada en los alrededores
de la ciudad. Inicialmente la nueva comunidad mantuvo vínculos con la
catedral pero pronto adquirió prestigio propio y su influencia se
manifestó en la larga lista de casas que dependían de ella y en los
canónigos venidos de todas partes que ingresaban para instruirse. A
finales del siglo XI el papa Urbano II reconocería oficialmente la
orden. Esta institución con sede primero en
San Rufo de Aviñón y desde el
1158 en Valence tendría una fuerte expansión en la actual Francia pero
también llegó a tierras catalanas (catedral de Tortosa,
Santa Maria de
Besalú ...) |
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Fachada del Santo Sepulcro de Jerusalén |
Sant Sepulcre de Peralada |
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Se trata de una orden
de tipo canonical y militar fundado en Jerusalén en el marco de la
Primera Cruzada y la toma de Jerusalén, en el año 1099. Godofredo de
Bouillon, uno de los jefes de aquella empresa, se erigió en protector de
los lugares sagrados y esta orden fue creada para el cuidado de la
iglesia del Santo Sepulcro y los otros centros de devoción de aquel
territorio recién conquistado. En su organización interna la comunidad
de canónigos seguía la Regla de San Agustín.
Además de Tierra Santa, la orden se
extendió por Occidente donde también se estableció en tierras catalanas
a partir del 1226 con la protección de Ramón Berenguer III y de Alfonso
I de Aragón, quien los benefició en su testamento. En la península,
además de la casa de Santa Anna de Barcelona
y sus prioratos, tuvo en Calatayud uno de sus centros más importantes. |
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Religioso premonstratense
Ilustración de Figures pour l'Histoire des
ordres monastiques,
religieux et militaires
(Helyot, s. XVIII)
Bibliothèque nationale de France |
Bellpuig de les Avellanes |
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La orden canonical los
premonstratenses fue una de las que aparecieron en Europa inspirados en
los canónigos aquisgranenses y surgidos a raíz de la reforma del clero
de mediados del siglo XI. Esta orden fue fundada por San Norberto,
personaje de origen alemán que con el apoyo de los papas Gelasio II y
Calixto II desarrolló una amplia labor evangelizadora, fue llamado por
el obispo de Laon para dirigir la restauración espiritual de su
diócesis, lo que finalmente derivaría en la fundación de la abadía de
Prémontré (Aisne) el 1120, donde se reunieron sus seguidores adoptando
la Regla de San Agustín y dando origen a los premonstratenses. |
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Sant Antoni Abat de Barcelona |
Saint-Antoine de La Lande
(Poitou-Charentes) |
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Los canónigos
hospitalarios de San Antonio fueron fundados en Francia a raíz de una
promesa hecha a san Antonio Abad para la curación de un caso de
enfermedad de ergotismo (conocida como fuego de San Antonio). Se
trataba de una congregación de laicos que tenía cuidado de un hospital
para tratar estos enfermos que el 1218 fue reconocida como orden y era
seguidora de la Regla de San Agustín. Se extendió en diversos lugares y
llegó a Catalunya donde mantuvo casas hasta su extinción en 1791. |
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También hay que
mencionar que en Italia se habían fundado diversas comunidades de
ermitaños que poco a poco se fueron organizando de acuerdo con las
autoridades eclesiásticas y que se conocen Ermitaños de San Agustín, en
1244 el papa Inocencio IV los agrupó, dando pie a la creación de la
orden mendicante (no canonical) de San Agustín.
A partir del siglo XIII
se empiezan a encontrar episodios de secularización de las canónicas, es
decir el abandono de la regularidad que obligaban las normas
agustinianas. La asunción de cargos, beneficios y prebendas se
generalizaron sobre todo en los centros de poder como las canónicas
episcopales. Se fueron creando los capítulos catedralicios y las
colegiatas. El papa Clemente VIII secularizó las canónicas regulares en
1592 a instancias de Felipe II, desapareciendo de hecho en Cataluña las
comunidades canonicales de carácter monástico, algunas se convirtieron
colegiatas (seculares) y los pequeños prioratos fueron suprimidos. |
Canónica de Santa Cruz,
en Coimbra |
Santa María
de Arbas |