Priorato de Santa Maria de Meià
S Marie Medianensis / Prioratus de Mediano / Meyá
(Vilanova de Meià, Noguera)
Este cenobio fue fundado como monasterio independiente por el señor del castillo de Meià, Guillem de Meià, en una fecha incierta de la primera mitad del siglo XI, entre 1010 fecha de la recuperación del lugar de manos sarracenas y el 1039 que es cuando se encuentra la primera noticia de su existencia, un donación a su favor en la que intervino el abad Guillem.
También se desconoce bajo qué regla se regía este establecimiento puesto bajo el patrocinio de los señores de Meià y que estaba al frente de un conjunto de iglesias que también pertenecían a Meià. Después de sufrir una incursión sarracena el establecimiento entró en decadencia y como solución, en 1080 Guitart Guillem de Meià lo esntregó a la abadía de Sant Serni de Tavèrnoles, pero la oposición del abad Pere lo imposibilitó y continuó bajo la protección de los señores de Meià. A finales del siglo XI y principios del XII, el eclesiástico Ermengol Guitart, hijo de Guitart Guillem era el abad y lo sucedió su sobrino, Bernat Amat, el último abad de Meià.
En 1140 el abad Bernat hizo donación de Santa Maria de Meià al monasterio de Ripoll, se convertiría en una casa benedictina y perdería la calidad de abadía convirtiéndose en un priorato. El 1167 una bula del papa Alejandro III confirmaba esta dependencia que cerraba la etapa anterior. Esto le dio estabilidad, los priores eran nombrados desde Ripoll de acuerdo con los antiguos señores de Meià. El 1315 el visitador de Tarragona hacía constar que aunque la iglesia se encontraba bien atendida, el monasterio se encontraba destruido. La comunidad estaba formada por clérigos, monjes y conversos, muchas de las rentas del priorato habían sido apropiadas por el abad del monasterio de Ripoll.
Dibujo de Jaume Pahissa publicado en Las casas de religiosos en Cataluña...
La situación era de desorden e incluso el prior tenía públicamente una concubina, como la tenían otros canónigos, y un último era acusado de sodomía. Durante la primera mitad del siglo XIV Meià consiguió alejarse de Ripoll (aunque todavía mantuvo el patronaje) y obtuvo un estatus especial, pasó a depender directamente de la Santa Sede que se encargaba de nombrar los priores, adoptando el régimen de encomienda. El primer prior comendatario fue el cardenal Hugo de Turillen (1347-51). La comunidad continuaba con su situación ambigua, formada por canónigos y monjes, los primeros con categoría superior. Esto hacía que se la considerara una canónica y que el papa intentara secularizarla en 1592, lo que no prosperó.
Entonces continuó como priorato claramente benedictino con cierta dependencia, otra vez, de Ripoll. En esa época, a partir del prior Rafael de Sampsó (1576-1629) la casa disfrutó de una notable resurgimiento revitalizando la dependencia directa de la Santa Sede y apartada del patronazgo real que no consiguió llegar a Meià hasta le 1770. Por otra parte también gozaba de cierta independencia del poder episcopal, lo que provocó litigios entre el obispado y Meià. El priorato desapareció de hecho en 1837 cuando sus bienes fueron confiscados. Vivió una época de ambigüedad debido a que no se nombró ningún prior desde la muerte del último, Vicente de Antonio Eva (1828-1842) quedando a cargo de un canónigo hasta el 1874, fecha en que se integró definitivamente al obispado de Urgell.
El priorato de Meià se transformó profundamente en el siglo XVII tanto la iglesia como las demás dependencias. Durante la guerra Civil del lugar se utilizó como hospital y ahora se ha adaptado como casa de colonias.
Interior de la iglesia
Fotografía de Jordi Contijoch, en Calaix
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El priorato de Santa Maria de Meià está situado en la población del mismo nombre, al oeste de Vilanova de Meià