Canónica de Santa Maria de Lledó
Beate Marie Lotonense / Lucduno
(Lladó / Lledó d’Empordà, Alt Empordà)
El lugar de Lledó ya se menciona por primera vez el 978 en una donación a favor del monasterio de Sant Pere de Besalú. La fundación del monasterio tuvo lugar el 1089, cuando los señores de Navata, Adalbert y su esposa Alamburga reconocieron que tenían injustamente varias propiedades en los alrededores que sus antepasados habían usurpado y decidieron renunciar a aquellos derechos en beneficio de los clérigos que harían vida regular. El obispo de Girona decretó que los sacerdotes vivieran bajo la regla de San Agustín.
La acta fundacional de Adalbert menciona también que este lugar de culto dedicado a Santa Maria, antiguamente había sido rico y con muchos bienes pero que había caído en la pobreza y quedó deshabitado, indicador de la posibilidad de haber tenido un pasado monástico, seguramente en época visigoda. Sea como sea, la casa se restauró en forma de canónica con la intervención del monasterio de Vilabertran, lugar de procedencia del primer prior, Joan (1089-1115). Poco a poco la canónica se fue asentando económicamente gracias a varias donaciones, los su bienes fueron confirmados el 1124 por el papa Calixto II, entre los que cabe destacar la canónica de Sant Tomàs de Riudeperes (Osona) y el priorato de Santa Maria del Vilar (Pirineos Orientales).
En tiempos del prior Arnau de Coll (1136-1196) comenzó la construcción de la iglesia actual y las nuevas dependencias, las que todavía conservan aunque desfiguradas. En 1168 participaba en la fundación de la casa de Sant Martí Sacosta, en Girona. A comienzos del siglo XIII y gracias a un importante legado, el priorato fundó un hospital de peregrinos. La época de esplendor perduró hasta en 1592, cuando la canónica fue secularizada por el papa Clemente VIII. Desde entonces subsistió como colegiata hasta 1835, cuando los clérigos se vieron obligados a abandona-la, el último prior regular fue Jeroni Garbí (1566-1592).
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