Cuando el
año 367 murió el
santo
obispo Hilario, fue enterrado donde ahora se
encuentra la iglesia de
Saint-Hilaire le Grand y en el lugar donde vivió se
levantó un oratorio donde se reunió una comunidad que a
finales del siglo XI adoptó la Regla de San Agustín. En
el siglo XVII aquella canónica entró a formar parte de
la congregación de Sainte-Geneviève, hasta que la
Revolución clausuró ese establecimiento. Después sería
ocupado por una casa de carmelitas y ahora es de
propiedad pública. Queda una iglesia de estructura
románica que conserva un relieve considerado un
cenotafio de san Hilario, obra del siglo XII. |
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