En este
lugar los caballeros de la orden militar de Cristo
tenían una ermita y casa dedicada a Nossa Senhora dos
Reis donde asistían a los navegantes. En 1496, a raíz de
una bula del papa Alejandro VI aquel establecimiento se
transformó en un monasterio de la orden de los
jerónimos. El rey Manuel I hizo donación del lugar a los
nuevos ocupantes dos años después y en 1499 ya llegaron
los primeros monjes. En 1502 comenzaron las obras de un
monasterio de grandes dimensiones cuya financiación fue
aportada en su mayor parte por la monarquía. Los
arquitectos Diogo Boitaca, João de Castilho (Juan del
Castilllo) y Diego de Torralva se encargaron de levantar
un edificio grandioso, pensado para acoger un centenar
de monjes. El lugar quedó sin actividad monástica en
1834 a causa de la extinción de las órdenes religiosas y
quedó abandonado durante algunos años, tras los cuales
comenzó su restauración. |