Convento de Sant Agustí de Tàrrega

Se restauró el edificio que estaba en un estado precario desde la época de los franciscanos. Debido a su situación cerca del río, sufría a menudo las consecuencias de las riadas del Ondara. Fueron especialmente graves los aguaceros de 1644 y el de 1874 conocido como riada de Santa Tecla.

Tàrrega y el convento de los agustinos también sufrieron los efectos de la guerra de la Independencia. Fue exclaustrado temporalmente entre el 1821 y 1823 y la comunidad unida a la de Barcelona. La casa fue exclaustrada de manera definitiva en 1835, en ese momento tenía una comunidad muy reducida que se dispersó viendo el cariz que tomaba la situación. En ese momento la casa fue saqueada, aunque algunas piezas del mobiliario litúrgico se trasladaron a Sant Antoni Abat. Poco después el lugar se subastó y en 1874 sufrió el aguacero que lo acabó de demoler, a partir de ese momento sirvió de cantera para otras construcciones, como el muro de contención del río. Cuando Gaietà Barraquer visitó el lugar en 1898, prácticamente había desaparecido y sólo había algunos restos de muros. En 1996, a causa de unas obras, se pudo excavar parcialmente el lugar que había ocupado aquel convento desaparecido.