Convento de Santa María la Real de Nieva

El obispo de Segovia había intervenido en la promoción del lugar dando cuenta del hallazgo a los monarcas, Enrique III y Catalina de Lancaster, la reina visitó el lugar y ordenó la reconstrucción de la ermita y obtuvo licencia para poner unos clérigos al servicio del lugar. Seguidamente, inició la construcción de una nueva iglesia y fundó una población a su lado, en 1399 puso el santuario bajo la custodia de una comunidad dominica, entregándolo a fray Pedro de Sepúlveda, prior del convento de Santa Cruz de Segovia. En 1415, el papa Benedicto XIII confirmó la donación a los dominicos.

La comunidad dominica se mantuvo hasta la exclaustración, pero antes, el convento debía sufrir los efectos de la guerra de la Independencia, cuando fue convertido en prisión y después utilizado como cuartel. A partir de 1835, suprimida la comunidad dominica, la iglesia se convirtió en la parroquia, mientras que las demás dependencias conventuales se repartieron entre el Ayuntamiento y particulares, entrando en un grave proceso de abandono y destrucción. Se desfiguró el conjunto, se perdió un segundo claustro, más pequeño, y sufrió dos incendios, en 1899 y 1900. Ya en el siglo XX, el conjunto monumental se fue protegiendo y restaurando progresivamente.