La tradición sitúa en este lugar el sepulcro del mártir san Severo, evangelizador de este territorio, que a principios del siglo V murió decapitado. En el lugar de su sepultura se levantó una capilla que, posteriormente, albergaría un monasterio con actividad desde el siglo VII. Este lugar de culto se convertiría en el núcleo de la abadía de Saint-Sever y de la población que se desarrolló a su alrededor. Sin embargo, aquel primer establecimiento monástico quedó arruinado a causa de las invasiones de los siglos IX y X.
El monasterio se recuperó gracias a Guillermo I de Gascuña (c. 925-996), que, en 988, adquirió los restos del antiguo monasterio y los puso a disposición de una nueva comunidad de monjes que se habría establecido hacia el 993 bajo la dirección del abad Salvator. El fundador dotó económicamente a la casa y logró situarla bajo la dependencia directa de la Santa Sede. Entre 1028 y 1072, el establecimiento fue dirigido por el abad Grégoire de Montaner, antiguo monje de Cluny, que inició la construcción de la actual iglesia. Tras sufrir un incendio, el edificio se reconstruyó, y el propio abad la consagró en 1072, año de su muerte, aunque las obras se prolongaron unos años más.
Siguiendo el ejemplo de sus predecesores, Ricardo Corazón de León (1157-1199), rey de Inglaterra y duque de Aquitania, intervino en los asuntos del monasterio, confirmando sus bienes y privilegios. En este sentido, también Enrique III de Inglaterra (1207-1272) mantuvo relación con Saint-Sever. Todo el conjunto monástico sufrió daños en varias ocasiones debido a los conflictos derivados de la guerra de los Cien Años, especialmente en 1435, cuando fue incendiado y destruido. En esa época (c. 1440), la casa adoptó el régimen comendatario, siendo el primer abad de este período Pierre de Bearn.
En 1569, durante las guerras de Religión, el lugar fue ocupado durante un largo período de tiempo, quedando en ruinas. Durante el saqueo, se perdieron objetos litúrgicos, archivo y otros bienes. Posteriormente, fue restaurado por la congregación de Saint-Maur, que se estableció en 1645 y se mantuvo hasta la Revolución. Con ésta, el monasterio fue suprimido. La iglesia asumió las funciones de parroquia y se restauró con construcciones neorrománicas. A pesar de las modificaciones sufridas, es un notable ejemplar de iglesia con tres naves y siete ábsides escalonados que se abren en el crucero, dividido en tres espacios. También se conserva el claustro, de época posterior.
Beato de Saint-Sever
De esta abadía procede el Beato de Saint-Sever, actualmente conservado en la Bibliothèque nationale de France. Se trata de un derivado tardío de los Comentarios del Apocalipsis del Beato de Liébana, con la particularidad de haber sido elaborado fuera de la Península. Se copió durante el abadiato de Grégoire de Montaner (1028-1072), con la participación del ilustrador Stephanus Garsia.
Monasticon Gallicanum
Bibliothèque nationale de France
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