Se trata
de una casa benedictina de origen antiguo, fue
organizada por el obispo de la misma diócesis de
Bourges, Sulpicio (624-647), en la isla de la Nef,
inicialmente la casa era conocida con este nombre. A su
muerte, Sulpicio fue enterrado en este lugar, donde fue
venerado como santo. Desde su comienzo el monasterio fue
beneficiado por los reyes francos desde Clotario II en
su fundación y continuando con muchos de sus sucesores
que le otorgaron bienes y privilegios a su favor; el 855
Carlos el Calvo ponía el monasterio bajo su protección,
al tiempo que le confirmaba los bienes. Por otro lado
también sufrió los efectos de las invasiones normandas
(868), la guerra de los Cien Años (1410) y más adelante
las guerras de Religión. En 1497 había entrado a formar
parte de la congregación de Chezal-Benoît, que en 1636
se integró en la de Saint-Maur, a partir de ese momento
se llevaron a cabo obras de mejora en sus dependencias.
Suprimida la abadía con la Revolución, a mediados del
siglo XIX acogió un centro asistencial. Se conserva el
portal del recinto monástico. |
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