Para
administrar las explotaciones agrícolas de los
monasterios, los cistercienses establecieron unas
unidades locales que se encargaban de esta tarea y que
estaban situadas alrededor de la abadía, en algunos
casos a considerable distancia, según la situación y
carácter de las tierras que administraba. Estas unidades
productivas se denominan granjas, palabra que reúne el
conjunto de edificios agrícolas, la residencia para sus
ocupantes y el conjunto de tierras (cultivos, prados,
bosques...) que dependían de ella. Habitualmente las
granjas se ponían bajo la dirección de monjes conversos.
Además de estas granjas, las abadías mantenían más allá
de los recintos monásticos y las tierras inmediatas
otros establecimientos, tales como casas urbanas,
molinos y centros de actividad industrial, como las
forjas. |
|
En Colombé-le-Sec, a
una docena de km al norte de la abadía de
Claraval, se encuentra una de las granjas mejor conservadas de
este monasterio, la bodega de Colombé-le-Sec, aún dedicada a la viña
y el vino. Los cistercienses de Claraval se establecieron aquí a
finales del siglo XII después de adquirir un amplio conjunto de
tierras en 1194. El lugar ya estaba en funcionamiento en 1202. Más
adelante fueron ampliando las posesiones de la bodega, que la abadía
mantuvo hasta la Revolución. En 1791 pasó a manos del Estado y
seguidamente lo vendió para continuar su explotación. A mediados del
siglo XIX fue puesto en valor y a comienzos del siglo XX
inventariado y protegido, especialmente la bodega de la parte
inferior, un espacio rectangular dividido en tres naves por dos
filas de cinco columnas y cubierto con bóvedas siguiendo el modelo
del refectorio de los conversos del monasterio. En la parte alta hay
que destacar una capilla con un hermoso ventanal de donde procede un
tríptico de Jean Bellegambe (1509), vendido en el siglo XX y ahora
en el Metropolitan Museum de Nueva York. |
Colombé-le-Sec
Dibujo de la bodega
Archives départementales de l'Aube, Troyes |