La guerra de los Cien Años afctó las finanzas de la casa, sobre todo sus granjas. Eso y una epidemia de peste condujo a Claraval en una época de decadencia, a pesar de todo su influencia no dejó de extenderse; se han contado las abadías "hijas" en 167 en el momento de la muerte del fundador (1153), más de 300 a principios del siglo XIII, 530 en el siglo XVI y 800 en el momento de máxima expansión. La gran abadía levantada a partir del 1135 (Claixaux II) fue modificada profundamente en partido del 1708 con la construcción de Clairvaux III obra que respetó la antigua iglesia que se conservó hasta la Revolución. En 1792, ya sin comunidad, el lugar pasaba a manos particulares hasta que en 1808 fue comprado por el gobierno que transformó el monasterio en una prisión, función que aún mantiene en la actualidad aunque las instalaciones penitenciarias y los internos se trasladaron a unas nuevas, al lado, en 1971.

Abadía de Claraval

Abadía de Claraval

La larga época penitenciaria de Claraval conforma una compleja historia, con personajes y acontecimientos singulares debido al carácter de prisión de máxima seguridad por donde han pasado figuras de la historia moderna y contemporánea. Las dependencias monásticas fueron adaptadas a la nueva función pero se ha conservado el grueso de las construcciones excepto la gran iglesia abacial, terminada en 1174, utilizada después de la Revolución como fábrica de vidrio y derribada (parece que por negligencia) a partir del 1809. de época medieval se conserva el refectorio y dormitorio de los conversos, que más adelante se convertiría en bodega y almacén de grano. Dentro del volumen de construcciones de Clairvaux III cabe destacar el refectorio abacial, del siglo XVIII, ahora restaurado. Fuera de Claraval también se conservan otras dependencias de la casa, iglesias, granjas, bodegas y el colegio de París.

Abadía de Claravall

Abadia de Claravall
Galería superior de la hospedería

Planta de la desaparecida iglesia de Claraval
E. Collet imp. (Troyes). 1838
Bibliothèque nationale de France

Para administrar las explotaciones agrícolas de los monasterios, los cistercienses establecieron unas unidades locales que cubrían esta tarea y que estaban situadas alrededor de la abadía, en algunos casos a considerable distancia, según la situación y carácter de las tierras a su cargo. Estas unidades productivas se llaman granjas, palabra que reúne el conjunto de edificios agrícolas, la residencia para sus ocupantes y el conjunto de tierras (cultivos, prados, bosques...) que dependían de allí. Habitualmente las granjas se ponían bajo la dirección de monjes conversos. Además de estas granjas, las abadías mantenían más allá de los recintos monásticos y las tierras inmediatas otros establecimientos, tales como casas urbanas, molinos y centros de actividad industrial, como las forjas. Claraval reunió a un importante número de estos establecimientos, de los que se conservan algunos testimonios.

Bodega de Claraval, en Dijon (Côte d'Or)

Bodega de Colombé-le-Sec (Aube)

Colegio de los Bernardinos de París, fundado desde Claraval