Monasterio de Sant Pere de les Puel·les

En ese documento ya se menciona que la casa seguía la Regla de San Benito. Como de costumbre, la nueva fundación fue dotada económicamente para garantizar el sostenimiento de la comunidad y de la misma casa. En aquella época y hasta el siglo XIII, el monasterio estaba situado fuera del recinto amurallado de la ciudad de Barcelona. Por otra parte, hay referencias de una iglesia dedicada a Sant Sadurní lo que hace pensar que el lugar estaba ocupado anteriormente por una iglesia, tal vez del siglo IX, de la que se han encontrado algunos elementos arquitectónicos. De hecho habrían coexistido ambas iglesias durante muchos años.

Tras la razzia de Almanzor se llevaron a cabo importantes obras de reconstrucción, estas obras se prolongaron en el tiempo y afectaron profundamente los edificios: desapareció la iglesia de Sant Sadurní (posiblemente utilizada hasta entonces como atrio de la de Sant Pere) y desde el año 1143 se encuentra documentado el claustro románico. Durante muchos años el monasterio fue beneficiario de donaciones de todo tipo por parte de la realeza, lo que es indicador de la importancia que llegó a alcanzar. En 1147 se consagraba la iglesia actual, aunque se ha modificado profundamente.

Muestra de ese período de apogeo son las obras artísticas que acumulaba, como un retablo dedicado a los Santos Martín y Catalina que en 1401 estaba ejecutando Pere Serra, o el báculo de la abadesa Constança de Corbera (1406-21), que aún se conserva. De la misma época es la portada de la iglesia, con una imagen del santo titular. También se contrató un monumento para la Semana Santa con el pintor Jaume Huguet. Después el monasterio entró en un periodo de turbulencias y conflictos con las autoridades eclesiásticas con respecto a la clausura, con episodios de excomunión e incluso de un intento de asesinato.

La comunidad sufrió varios desplazamientos forzosos, mientras el monasterio era utilizado de prisión. Se pudo recuperar entre el 1828 y 1835 cuando la exclaustración hizo que las monjas lo abandonaran para refugiarse en casas particulares mientras las dependencias del monasterio volvieron a ser utilizadas de prisión. En 1853, la comunidad consiguió el reconocimiento de la propiedad del lugar y la promesa de recuperarlo tan pronto se desalojara el penal. La iglesia pudo continuar con las funciones parroquiales que ya tenía cuando las monjas lo ocupaban. En 1858 las monjas se pudieron trasladar a unas nuevas dependencias levantadas junto a la iglesia y la prisión.

En 1909, con la Semana Trágica, la iglesia del antiguo monasterio que sólo tenía funciones parroquiales sufrió los efectos de un incendio que afectó gravemente sus estructuras. En la nave septentrional hay un espacio cubierto con bóveda de época gótica, es en este lugar que se ven unas impostas decoradas, los elementos más antiguos del monasterio que posiblemente procedan de la primitiva iglesia de Sant Sadurní. A pesar de los acontecimientos adversos por lo que ha sufrido en el transcurso del tiempo, la comunidad aún conserva un valioso archivo documental, testimonio de su larga historia de más de mil años.