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									Según la tradición, los 
									hermanos Celedonio y Emeterio eran hijos del 
									centurión Marcelo, también mártir como todos 
									sus doce hijos, muertos en diversos lugares 
									y ocasiones. Celedonio y Emeterio fueron 
									martirizados en Calahorra donde murieron 
									decapitados. Sus restos fueron enterrados en 
									aquella ciudad y se veneran en la
									
									catedral de Calahorra. Una tradición 
									dice que las cabezas de los santos navegaron 
									en un cesto por el Ebro y cuando llegaron al 
									mar rodearon la Península para desembarcar 
									en Santander (otra tradición más razonable 
									dice que las cabezas fueron transportados a 
									Santander huyendo de la invasión sarracena) 
									y se depositaron en una capilla, donde más 
									adelante se formaría el
									
									monasterio de San Emeterio y San Celedonio, 
									donde ahora se encuentra la catedral de 
									Santander. Otras reliquias fueron llevadas 
									al 
									monasterio de los Santos Celdoni i Ermenter 
									de Cellers donde fueron depositadas y 
									más adelante trasladadas a Cardona, donde 
									también son veneradas. Se sitúa la vida de 
									estos santos mártires alrededor del año 300, 
									hay que decir que Ermenter se confunde con 
									san Medir, venerado en Sant Cugat.
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