Monasterio de La Encarnación de Ávila
Santa María de la Encarnación / Carmelitas calzadas de Ávila
(Ávila, Àvila)
Este monasterio se estableció en 1479 en la ciudad de Ávila, intramuros, en el lado norte de la catedral, inicialmente era un beaterio de la orden del Carmen, fundado con aprobación de la Iglesia del año anterior, aunque es posible que la casa estuviera ya en funcionamiento unos años antes. La fundadora y primera priora fue Elvira González de Medina (c1410-1486) relacionada con la familia de Villaviciosa y Aguila, patronos del monasterio.
En 1485, o poco antes, la comunidad se trasladó a un lugar cercano, más conveniente, el obispo les dio la antigua sinagoga y entonces iglesia de Todos los Santos, junto con sus derechos y propiedades. La casa era modesta y sólo tenía una comunidad de tres beatas, las mismas que la habían fundado, pero en 1500 ya tenía doce monjas. En esa época, seguramente desde 1496, la casa era ya un monasterio carmelita y había dejado atrás la condición de beaterio. El nuevo emplazamiento tampoco resultó adecuado para la comunidad, era un lugar muy transitado, sin privacidad y que presentaba muchos inconvenientes para la actividad monástica que perseguían a las monjas.
En 1510 pidieron licencia por su traslado a un lugar con mejores condiciones, que encontraron en un espacio más alejado de la ciudad que adquirieron en 1511. En 1513, el papa León X dio su visto bueno al traslado cuando las obras de la nueva casa ya habían comenzado, en el mismo lugar del actual monasterio. La casa se inauguró en 1515, aunque la construcción aún no había terminado. Tuvo un rápido desarrollo, en 1552 la comunidad estaba formada por ciento ochenta monjas, llegando a generar problemas económicos y de administración en el mismo monasterio.
El notable prestigio de este monasterio se logró por la presencia entre sus muros de Teresa de Ahumada (Teresa de Jesús, 1515-1582), que profesó en 1535, a la edad de veinte años. Buscando recuperar el espíritu original del Carmen, y gracias a soportes externos, promovió la fundación del monasterio de San José de Ávila (1562), donde se desplazó para poder poner en práctica sus anhelos que condujeron a la fundación del Carmen Descalzo. A pesar de los detractores, en 1567 la corriente impulsada por Teresa de Ávila recibía el apoyo del general del Carmelo, Gian Battista Rossi, pensando en la actividad fundadora se dictaron unas normas que debían facilitar la fundación de nuevos monasterios.
Con este impulso, se hizo efectiva la fundación de nuevos establecimientos, inicialmente se desarrolló en su vertiente femenina, pero pronto se vio la conveniencia de extenderlo a los frailes. En 1571, cuando ya había fundado otros monasterios, Teresa fue nombrada priora de La Encarnación y se vio obligada a regresar a ese monasterio, que dirigió hasta el final de su mandato, en 1574, después siguió con la intensa actividad fundadora, hasta su muerte, en Alba de Tormes, en 1582. Además de Teresa de Jesús, de La Encarnación salieron otras monjas que nutrieron muchas de las fundaciones del Carmen Descalç.
La administración de los bienes del monasterio había sido gestionada por personas externas hasta que, a principios del siglo XVII, pasó a los frailes carmelitas lo que provocó algunas desavenencias, finalmente, en 1631 las monjas de La Encarnación consiguieron librarse de la dependencia jurídica de los carmelitas, una bula del papa Urbano VIII declaró la exención de las monjas respecto a los frailes de la misma orden y ponerlas bajo la jurisdicción del obispo de Ávila. La iglesia del monasterio se reformó profundamente entre los años 1740 y 1744 y también en la primera mitad del siglo XVIII se rehicieron los retablos que la complementan.
Durante la primera mitad del siglo XIX la casa pasó una época de crisis, con una comunidad bajo mínimos, acogiendo temporalmente a la comunidad de Fontiveros, que ayudó a su mantenimiento. Pese a las leyes desamortizadoras que afectaron al monacato, La Encarnación no sufrió directamente la exclaustración, sólo se incautaron algunas de sus posesiones. Ya en el siglo XX, en 1940 se aprobó su paso a las reformadas, dejando el Carmen Calzado para adoptar las costumbres de las carmelitas descalzas, que siempre, desde la estancia de su fundadora en esta casa, habían sido bien vistas por la comunidad.
- ALDEA, Quintín; i altres (1975). Diccionario de historia eclesiástica de España. Vol. 4. Madrid: I.E. Florez
- ARIZ, Luis (1607). Historia de las grandezas de la ciudad de Ávila. Alcalá de Henares: L. M. Grande
- GONZÁLEZ, Nicolás (1976-77). El Monasterio de la Encarnación de Ávila. Vols. I y II. Ávila: Caja Central de Ahorrros