Monasterio de Santo Domingo de Silos
San Sebastián de Silos / S Sebastiani / S Dominici / Silus
(Santo Domingo de Silos, Burgos)
Se ha especulado con la existencia de este monasterio en época visigótica sin ningún soporte documental, casa que habría desaparecido con la ocupación islámica a principios del siglo VIII. Pese a la posibilidad de tener un origen antiguo, las primeras noticias documentadas de Silos son de mediados del siglo X, en 954, un diploma del conde de Castilla, Fernán González, otorgaba al ya existente monasterio una serie de beneficios y derechos sobre el territorio y su gobierno, mencionando a su abad, Placencio. En ese momento el cenobio era conocido con la advocación de San Sebastián y seguidor de la regla de San Benito.
A finales del siglo X el monasterio sufrió los efectos destructivos de los ataques de Almanzor que dejó el lugar en ruinas. Domingo de Silos (1000-1073) se encargó de la restauración monástica, ese personaje que fue monje en San Millán de la Cogolla (La Rioja), fue a Silos y en 1041 se convirtió en su abad. Santo Domingo llevó una tarea muy importante tanto en lo que se refiere a la restauración física de las dependencias monásticas, como al impulso dado a la vida conventual del lugar y también a la influencia sobre el entorno, tanto en su vertiente espiritual como a su poder señorial. Aparte de esto, Domingo es conocido por su dedicación y virtuosismo, destaca sobre todo por su labor de rescate de cristianos prisioneros de los musulmanes.
Santo Domingo puso fecha de inicio a una larga época de esplendor, cuando el monasterio se hizo famoso e influyente. Si bien él no empezó la construcción del claustro, le dio un impulso importante, muy posiblemente, la construcción de esa importante dependencia del monasterio de Silos la comenzó el abad Fortunio (1073-1104), sucesor de Domingo. En una primera época se levantarían las galerías de levante y norte, un taller o artista trabajó en el conjunto de aquella primera obra. En una segunda fase, hacia mediados del siglo XII, se siguió variando su planteamiento; se prolongó la galería norte con otros dos arcos y se completó con las galerías de poniente y sur. El resultado es un claustro cuadrangular con catorce arcos en las galerías este y oeste y dieciséis en las del norte y sur, cuyas dimensiones no son del todo exactas y el resultado es que las galerías son ligeramente desiguales. Esto hace un total de sesenta y seis capiteles dobles, de los cuales hay cuatro (uno en cada galería) con cuatro capiteles.
De este conjunto, los capiteles de las galerías de levante, norte y cuatro de la de poniente pertenecen a la primera época excepto dos de ellos (ver claustro, capitel 28 y capitel 33). La obra del resto del claustro la realizaron varios maestros, en la segunda época. Los pilares de los ángulos presentan interiormente una serie de ocho relieves, que caracterizan a este claustro. Seis de ellos son obra del maestro del primer taller (Ascensión, Pentecostés, Entierro y resurrección de Cristo, Descendimiento, Los discípulos de Emaús y Duda de santo Tomás) los dos restantes son de la segunda época (Anunciación y coronación de la Virgen y Árbol de Jessé). Seguidamente, se levantó el segundo piso, que repite la estructura del claustro bajo y es de factura más sencilla.
Después de una primera iglesia visigótica y de la segunda mozárabe, que se restauró de los desperfectos sufridos por la razia de Almanzor, entre los siglos XII y XIII se levantó una nueva iglesia románica que modificaba profundamente el edificio anterior. Se trataba de una iglesia de tres naves con transepto, con la cabecera a levante, como es habitual. Esta cabecera tenía tres ábsides encarados en cada una de las naves del templo, el central más grande. En los brazos del transepto se abrían otros dos absidiolos, lo que hacía un total de cinco. Tenía un nártex cerrado en el norte.
Ilustración de Diario sagrado, y kalendario general (1750)
Biblioteca Nacional de España
Con el siglo XIV, Silos inició un período de decadencia de la misma forma que la sufrieron otros establecimientos, fue perdiendo su poder sobre el territorio y, además, en 1384, un incendio lo afectó profundamente. Esta situación se agravó durante el siglo XV, pasando a tener abades comendatarios y a partir de 1512 se integró en la Congregación Benedictina de Valladolid. A pesar de esta situación, Silos emprendió varias construcciones o reconstrucciones: a finales del siglo XVI se construyó la sacristía. Durante el siglo XVII se levantaron las dependencias del sur (refectorio y dormitorio). Ya en el siglo XVIII se amplió el monasterio el su lado occidental donde se levantó un nuevo claustro (patio de San José) rodeado de nuevas dependencias. En 1732 se construyó la nueva capilla de Santo Domingo que utilizó la antigua sala capitular como base.
La obra que más afectó a Silos en aquella época fue el derribo de la iglesia románica para levantar otra nueva (comenzada en 1752 y consagrada en 1792) según un proyecto del arquitecto Ventura Rodríguez, que contemplaba un edificio neoclásico que quedó inacabado (un mural del mismo monasterio representa ese edificio con los dos campanarios y la cúpula, de los que sólo se llegó a levantar el primer campanario). Es un edificio macizo de planta en forma de cruz con capillas elípticas entre los brazos. El resultado es una planta con doble simetría, lo que ha permitido que en 1967 se cambiara la situación del presbiterio, del este al oeste del templo, junto al coro interior.
La guerra de la Independencia afectó muy poco al monasterio, pero sí sufrió los efectos de la desamortización de 1835, el abad Rodrigo de Echevarría se afanó por la conservación del patrimonio del lugar. De todas formas, buena parte de sus bienes se dispersaron, los mejores manuscritos se vendieron y ahora se conservan en diversas bibliotecas. Otro elemento que se perdió fue la farmacia, pero finalmente pudo recuperarse. Mientras, los edificios comenzaban a entrar en ruina. Finalmente, en 1880, el monasterio de Silos sirvió de refugio a una comunidad de monjes llegados de Saint-Martin de Ligugé (Vienne, Francia). Con la instauración de la nueva comunidad se recuperó también una parte del patrimonio, como el archivo y la farmacia, mientras iniciaban la restauración de los edificios. Desde Silos se han fundado otros centros monásticos, ahora vuelve a ser un centro monástico con mucha vitalidad.
- ACINAS LOPE, Blanca (dir) (2003). Silos. Un milenio. III Cultura. Burgos: Abadía de Silos
- ALCOCER, Rafael (1925). Santo Domingo de Silos. Valladolid: Casa Social Católica
- ANDRÉS ORDAX, Salvador; i altres (2003). Monasterios de Castilla y León. Lleó: Edilesa
- ARAGÓN, Antonio (1897). El monasterio de Silos. Estudio histórico. Barcelona: Baseda
- DE LA SERNA, Clemente, dir. (1990). El románico en Silos. IX centenario de la consagración de la iglesia y claustro. Abadía de Silos
- FERNÁNEZ FLÓREZ, José A. (dir) (2003). Silos. Un milenio. II Historia. Burgos: Abadía de Silos
- FÉROTIN, Marius (1897). Recueil des chartes de l'abbaye de Silos. París: Imp. Nationale
- FÉROTIN, Marius (1897). Histoire de l'Abbaye de Silos. París: E. Leroux
- GARCÍA GUINEA, Miguel Ángel (dir.) (2002). Enciclopedia del románico en Castilla y León. Burgos. Aguilar de Campoo: Fundación Santa María la Real
- GUTIÉRREZ, Adolfo (2000). Vida de santo Domingo de Silos. Abadía de Silos
- IBÁÑEZ PÉREZ, Alberto C. (dir) (2003). Silos. Un milenio. IV Arte. Burgos: Abadía de Silos
- PALACIOS, Mariano (2000). El monasterio de Santo Domingo de Silos. Abadía de Silos
- PALOMERO, Félix; i altres (2013). San Sebastián de Silos: la iglesia dedicada o consagrada en torno a 1088 a través de la documentación y los restos arqueológicos. Imago temporis, VII
- PÉREZ DE URBEL, Justo (1930). El claustro de Silos. Burgos: Aldecoa
- PÉREZ SANTIDRIÁN, Saturnino (dir) (2003). Silos. Un milenio. I Espiritualidad. Burgos: Abadía de Silos
- SERRANO, Luciano (1926). El Real Monasterio de Santo Domingo de Silos. Burgos: S. Rodríguez
- YARZA, Joaquín; i altres (2001). De Limoges a Silos. Madrid: Seacex
- YEPES, Antonio de (reed. 1960). Crónica General de la Orden de San Benito. Vol. III. Madrid: Atlas