El origen de esta abadía se encuentra en una antigua fundación del monje irlandés san Furseo (o Fursy, fallecido el 650) efectuada después de impulsar otros monasterios en Irlanda e Inglaterra. La fundación de Lagny se llevó a cabo alrededor del año 644 gracias a la intervención de Erquinoaldo, mayordomo de palacio de Neustria en época de Clodoveo II (639-657). Aquella primera casa se perdió debido a las invasiones de los vikingos cuando la comunidad se vio obligada a refugiarse, primero en la abadía de Saint-Maur-des-Fossés (Val-de-Marne) y luego en Lyon. La restauración llegó alrededor del año 1000 gracias a la intervención de conde Heribert III de Vermandois y su hijo Étienne I. Robert II el Piadoso (996-1031) aportó varias reliquias a la casa. Dice la tradición que en 1078 el abad Arnould trajo de Italia las reliquias de su hermano Teobaldo (aan Teobaldo de Provins, muerto en 1065) que depositó en Saint-Germain de Auxerre (Yonne) y en Lagny.

Abadía de Saint-Pierre de Lagny

Abadía de Saint-Pierre de Lagny

A pesar de sufrir diferentes incendios, durante el siglo XII el monasterio disfrutó de un época de prosperidad, sobre todo gracias a las ferias que se celebraban en el lugar que favorecieron notablemente la situación económica de la casa, lo que le permitió la reconstrucción de la iglesia en varias etapas que se alargaron hasta el siglo XIII, aquella vitalidad se vio frenada a causa de la guerra de los Cien Años (s XV) y aún más adelante con las guerras de Religión (s XVI). A finales del siglo XV pasó a tener abades comendatarios, el primero de los cuales fue Urbano Fieschi (también obispo de Fréjus, muerto en 1485). En 1641 la abadía se incorporó a la congregación de Saint-Maur que la condujo hasta la Revolución. El lugar fue vendido en 1802 dedicándose a otras actividades, la iglesia es ahora la parroquial, con la advocación de Notre-Dame-des-Ardents.

Abadía de Saint-Pierre de Lagny