La fundación de esta casa se concretó en 1383 aunque desde mucho antes se había trabajado con este fin; hubo intentos no exitosos, como una legado recogido en un testamento del 1287. En esta obra se implicaron los frailes del convento de San Francisco. El año 1343 a raíz del testamento de Pere de Cuspineda, que dejó sus bienes, y de Pedro el Ceremonioso que facilitó los terrenos, se puso la primera piedra del futuro monasterio, el papa Clemente VI otorgó el permiso para la nueva fundación en 1349.
Fotografía de Ramon Maresch,
publicada en Ilustració Catalana. Núm. 45 (1904)
Biblioteca de Catalunya
Por alguna causa aquella fundación no se llevó a cabo y no fue hasta 1383 que se materializó, comenzando la construcción en el lugar llamado Puig de Reig. Un documento de 1415 menciona que el monasterio estaba situado extramuros, al norte del portal de Santa Eulalia, lugar que aún se conoce con el nombre de Santa Clara Vella. Ese mismo año de 1415 se trasladaron allí las monjas, que hasta ese momento estaban en una casa cerca de Santa Eulalia de manera provisional. En 1433 Leonor Safont, monja agustina del monasterio de Camprodon, ingresó en esta comunidad a causa de la ruina de su casa del Ripollès.
El 1563, con la reforma franciscana, el monasterio de las clarisas se desvinculó del convento de San Francisco (de frailes menores conventuales) y pasó a depender directamente del obispado. Con el paso del tiempo, el edificio conventual se encontraba en peligro de ruina y se tomó la determinación de trasladarlo al centro de la ciudad. En 1579 se pensó en ocupar el convento de la Merced, lo que no se llegó a producir. Finalmente en 1582, el papa Gregorio XIII emitió una bula ordenando su supresión a causa de su estado de ruina y la reducida comunidad que tenía, con sólo dos monjas.
Solar del monasterio derribado durante la Guerra Civil
Fotografía: Brangulí (1939)
Arxiu Nacional de Catalunya
A pesar de los intentos de volver a fundar la casa de las clarisas (en 1590 se puso la primera piedra del nuevo monasterio) estos no tuvieron éxito y finalmente se hicieron gestiones con el convento dels Àngels de Barcelona que participó en la nueva fundación con una comunidad de monjas dominicas que se trasladó a Vic en 1596 ocupando el nuevo monasterio situado al norte del casco antiguo cerca del portal y camino de Manlleu. El convento dominico mantuvo la advocación de Santa Clara y también se trasladó el retablo mayor de Lluís Borrassà, el que ahora se conserva en el Museu Episcopal de Vic. La iglesia fue destruida en 1936, la comunidad dominica pudo inaugurar en 1963 un nuevo monasterio en la ciudad, en la plaza de Malla, hasta que en 2008 se trasladaron a Sant Cugat.
Las clarisas contrataron el retablo mayor con Lluís Borrassà, operación de la que se conserva el recibo final de la obra, fechado el 1415. Es una pieza compleja y de gran tamaño conocida como Retablo de advocación franciscana. La obra está centrada por la figura de San Francisco entregando la Regla a los frailes menores y clarisas. Este compartimento se encuentra rodeado por cinco escenas más: la Crucifixión (parte superior), Milagro del rey Agbar y Matanza del Inocentes (izquierda) y Santo Domingo salvando unos náufragos y Martirio de los santos Judas Tadeo y Simón (a la derecha). En la parte inferior nueve figuras de santos agrupadas de tres en tres y en la predela diez santos más, de menor tamaño. Esta obra fue adquirida hacia el 1889 por el obispo Morgades para el Museu Episcopal de Vic, donde se conserva. Este retablo lo habrían sustituido las dominicas por otro barroco, ahora perdido, contratado entre la comunidad y Josep Sunyer y Jacint Morató.
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El primer monasterio de Santa Clara estaba al norte del portal de Santa Eulàlia, el segundo junto al portal de Manlleu (no se conserva ninguno de ellos)
El último está en la plaza de Malla