Según
Freire Camaniel se trata de una fundación monástica de
tipo familiar con carácter dúplice, es decir con
comunidades masculina y femenina. Fundado por su primer
abad, Reterico, y entregado en el año 970 al rey Alfonso
III el Magno (866-910). San Pedro de Mezonzo ingresó en
esta casa como monje, donde se formó. El 955 este
monasterio fue unido al
monasterio de Sobrado y Pedro de Mezonzo fue elegido
abad de aquel establecimiento y el 985 se convertía
también en obispo de Iria, la antecesora de la diócesis
de Santiago. A pesar de depender de Sobrado, cuando este
monasterio quedó abandonado en la segunda mitad del
siglo XI, la casa de Mezonzo continuó con su actividad.
En 1183 este monasterio pertenecía a Fernando II de León
y Galicia y fue entregado por éste a la sede de
Santiago. A finales del siglo XV esta casa sufría un
profunda decadencia y fue anexionada a
San Martiño Pinario. |
|