Monasterio de Santa María de Sobrado

Durante esta primera época del monasterio, destaca la figura de san Pedro de Mezonzo, monje del monasterio de Mezonzo y posteriormente abad de Sobrado (965-985). A partir del año 1006, parece que la casa entró en decadencia y, posiblemente, en el 1044 fue víctima de una ocupación normanda que obligó a la comunidad a dispersarse. En 1060, Fernando I de León y Galicia (c. 1018-1065) lo incorporó al patrimonio real. Todavía se tienen noticias de su comunidad en 1080, pero poco después habría quedado despoblado. Mientras tanto, el patronato de la casa pasó por diversas manos hasta que Urraca de León (1081-1126) lo donó, en 1118, al conde Fernando Pérez de Traba y a su hermano Bermudo.

Posteriormente, sufrió una época de decadencia hasta que, en 1498, se integró en la Congregación de Castilla, lo que revitalizó su economía y permitió emprender importantes obras de reconstrucción que afectaron prácticamente todo el conjunto monástico. Estas obras se prolongaron, en cuanto al grueso de las construcciones, durante los siglos XVI y XVII. El monasterio se mantuvo activo hasta que, en 1834, fue suprimido y pasó a manos particulares, lo que provocó su deterioro. En 1930, tras sufrir importantes desperfectos, el conjunto fue declarado monumento nacional y comenzó a ser restaurado a partir de 1954. En 1966, se estableció allí una nueva comunidad trapense.