Monasterio de San Xulián de Moraime

En 1119, Alfonso VII de León (1105-1157), que se había refugiado en este monasterio durante unos años, le otorgó un privilegio que incluía la creación de un territorio bajo su jurisdicción, además de proporcionar ayuda para la reconstrucción de la casa, puesto que había quedado destruida por una incursión sarracena. En esa restauración se reconstruyó completamente la iglesia primitiva. A finales de su vida, el propio monarca aún hizo otras donaciones a Moraime. En el futuro, el monasterio seguiría beneficiándose de otras operaciones similares impulsadas por sus sucesores en el trono.

Se conserva la iglesia románica, del siglo XII, con algunas modificaciones. Es de planta basilical, con tres naves y tres ábsides; sin embargo, el central es actualmente de planta rectangular, resultado de una reconstrucción que le hizo perder los rasgos románicos originales. La portada principal, a poniente, presenta un tímpano con siete personajes, y las arquivoltas que le rodean también contienen decoración escultórica, al igual que las columnas laterales, que incluyen otras figuras. Una segunda portada, situada en la fachada sur, está centrada por un tímpano con una representación de la Última cena. El resto de elementos de este portal también están esculpidos, pero su lectura es más difícil debido al desgaste de la piedra.