Fundado
antes del año 898 por el conde Ero Fernández y su esposa
Elvira, en aquella fecha la condesa efectuó una
importante donación de bienes al monasterio, cuando éste
ya tenía actividad. Se convirtió en un cenobio de
patrocinio particular de los condes, los cuales hacia el
1100 hicieron que la casa adoptara la Regla de San
Benito. Durante los siglos XIII y XIV el monasterio se
fue desarrollando con cierta normalidad convirtiéndose
en una casa de dimensiones regulares, aunque en el siglo
XV entró en decadencia, hasta que a finales de ese siglo
fue reformado y seguidamente, en 1517, una bula de León
X lo sometió a San Xulián de Samos,
ya dentro de la Congregación Benedictina de Valladolid.
Mantuvo su actividad hasta la exclaustración, en 1835. |
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