Este es un
monasterio de origen antiguo, se atribuye su fundación a
San Martín de Dumio, obispo de Braga en el siglo VI. Una
inscripción, ahora perdida, situaría la fundación (o
reforma) a mediados del siglo VII. El rey Fruela I de
Asturias (757-768) dio el lugar de Samos al abad
Argerico y su hermana Sarra, fugitivos de los
sarracenos, para fundar (o restaurar de nuevo) el
monasterio, donación que fue confirmada el 811 por
Alfonso II. En esta línea, Ramiro I dio el monasterio al
obispado y Ordoño I lo confirmó el 853. Después de otras
donaciones y confirmaciones documentadas, el 922 había
decaído la vida monástica en el establecimiento, por lo
que Ordoño II encargó ese mismo año al abad de
Santa María de Penamaior su
restauración. |
|
En el
siglo XII, cuando ya había adoptado la remacha
benedictina, el monasterio gozó de una larga época de
prosperidad y se desarrolló enfrentándose muchas veces
el poder episcopal. En 1491 se obligó su reforma y en
1505 entró a formar parte de la Congregación Benedictina
de Valladolid. En 1517 pasó a depender de aquí el
monasterio de Santa María de
Ferreira de Pallares (Guntín). Durante la primera
mitad del siglo XVI el monasterio sufrió los efectos
devastadores de un incendio, lo que impulsó la
reconstrucción de los edificios monásticos, obras que se
irían ampliando durante los decenios siguientes, como la
construcción de un segundo claustro, comenzado a finales
del siglo XVII. Un personaje vinculado al monasterio fue
el escritor y monje Benito Feijoo. |
Benito Feijoo
Ilustración de Oración fúnebre en las
exequias... (1765)
Google Books |