El monasterio de Santa María de Oseira tiene su origen en una comunidad benedictina que se reunió en este lugar y que obtuvo el año 1137 la propiedad de aquellas tierras gracias a una donación de Alfonso VII. Se ha dicho que en 1141 los monjes entraron a formar parte de la orden del Cister aunque no es hasta el 1199 cuando figura explícitamente mencionado este hecho, por lo que la controversia está abierta.

Rápidamente se convirtió en un centro monástico de mucha importancia e incluso el 1225 el abad fray Lourenzo de Oseira fue elegido abad de Claraval. A partir de 1513 la casa estuvo dirigida por abades comendatarios, lo que terminó en 1545 cuando el monasterio se incorporó a la congregación cisterciense de Castilla. En 1522 el monasterio fue víctima de un incendio que dañó todas las dependencias excepto la iglesia y, después de sopesar la oportunidad de su traslado a otro lugar, se optó por reedificar el mismo.