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La abadía de Notre-Dame de Châtillon tiene su origen en la iglesia de Saint-Vorles que desde el 991 era la sede de una canónica secular que es conocida porque en su escuela estudió Bernardo de Claraval. Hacia el 1135 la canónica se convirtió en regular, operación en la que intervino san Bernardo, poco después se trasladaría al lugar actual, el primer abad de la casa fue Aldón, pariente de Bernardo. La casa recibió la confirmación del papa Inocencio II el 1138. A las inestabilidades producidas por los episodios bélicos que sufrió el territorio en los siglos XIII y XIV se añadió el relajamiento de las costumbres dentro de la casa lo que condujo a la decadencia, los conflictos posteriores como un el incendio del 1475 debido a la guerra y la llegada del régimen comendatario en 1494 no ayudaron a su recuperación. Un nuevo ataque e incendio en 1595 dispersó la comunidad. Finalmente la casa fue reformada en 1635 incorporándola a la Congregación de Francia y comenzando su recuperación regular y física, con la reconstrucción de las dependencias. Pero en 1791 los canónigos tuvieron que abandonar el lugar definitivamente debido a la Revolución, se convirtió en un hospicio dedicado a san Pedro, advocación que mantiene todavía la iglesia. Las dependencias de la abadía están ocupadas por el Museo del Pays Châtillonnais.