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Esta abadía fue fundada por Pipino I de Aquitania en 828, fuera del recinto amurallado de Poitiers, al otro lado del río Clain. Aquel primer monasterio fue incendiado durante las invasiones normandas, el 866, y no fue hasta el 936 que se restauró gracias a la intervención del obispo de Poitiers. La abadía estaba dedicada a la Virgen, san Martín y san Cipriano, del que se veneraba su cuerpo , trasladado desde la abadía de Saint-Savin, pero fue con este último nombre, que sería conocida desde aquella refundación. La casa resultó favorecida por los obispos de Poitiers y los duques de Aquitania. Con el tiempo fue un monasterio próspero y con influencia, pero también sufrió los efectos de las inestabilidades que afectaron el territorio, primero con la guerra de los Cien Años que asoló la iglesia en 1359, después con las guerras de Religión cuando fue saqueado y abandonado (1562). Reconstruido durante la primera mitad del siglo XVII, en 1645 se afilió a la congregación de Saint-Maur. Se mantuvo como abadía benedictina hasta la Revolución, a raíz de la cual desapareció. Más adelante los terrenos serían ocupados temporalmente por una comunidad de dominicos.

De aquí dependían los prioratos de Saint-Maurice-la-Clouere y de Saint-Pierre de Usson du Poitou.