Convento de los Frailes del Saco de Barcelona

En este sentido cabe mencionar que el establecimiento de estos frailes mendicantes era muy popular y recibían limosnas suficientes para permitir su manutención y desarrollo. A pesar de la escasez de documentación debido a su rápida desaparición, los documentos que hacen referencia a ellos dejan entrever una comunidad amplia, culta y cuidadosa con sus asuntos. En 1262 la comunidad estaba formada por diez religiosos. Su corta existencia apenas les permitió establecerse adecuadamente y parece que Jaime I los ayudó económicamente, aunque esto no es tan relevante como en el caso de las otras órdenes mendicantes establecidas en la ciudad.

Según lo establecido en el decreto de supresión, los bienes de las comunidades de frailes del saco se liquidarían una vez se extinguiera cada comunidad, ya sea por la muerte de sus miembros o por la incorporación a otras órdenes monásticas. Se conoce con detalle el caso de un fraile que pasó a la orden militar de Santiago y pidió también el traspaso del patrimonio que había aportado a los frailes del saco. En Barcelona se estableció un pacto entre los Frailes de la Penitencia y los caballeros de Santiago por el que las propiedades de los primeros pasarían a ser compartidas con la orden militar y cuando los frailes del saco se extinguieran definitivamente, estos últimos serían los únicos propietarios. En caso de que la Iglesia reconsiderara la supresión, las propiedades retornarían a los frailes del saco.