Cartuja de Santa Maria d'Escaladei

Se sabe que fue Alfonso II (rey de Aragón y conde de Barcelona entre el 1162 y 1.196) quien llamó a los cartujos para que se establecieran aquí, y en 1194 llegaron los primeros monjes de la Provenza, que se establecieron en Santa Maria de Poboleda, uno de los antiguos eremitorios que había quedado abandonado después que la comunidad que lo ocupaba se trasladó a Santa Maria de Bonrepòs y más tarde evolucionaría hasta convertirse en un monasterio cisterciense femenino.

Tras superar las disputas surgidas entre los cartujos y los primeros frailes de Bonrepòs, en 1203 la comunidad recibió de Pedro el Católico, hijo y sucesor de Alfonso II, un extenso territorio lo que les permitió dejar el antiguo establecimiento y trasladarse a un nuevo lugar, mucho más apropiado para levantar una cartuja. El nuevo monasterio estaría ya en condiciones de habitabilidad en 1215 y aunque las obras aún continuaban, seguramente fue en aquella fecha que efectuaron el cambio de asentamiento.

Las valiosas donaciones recibidas hicieron que la comunidad aumentara considerablemente y viviera una época de esplendor: en 1226 tenía doce monjes, además de los frailes y deodatos. En la segunda mitad del siglo XIII, Escaladei comenzó un proceso de expansión, en 1270 fundaron una nueva cartuja en Sant Pol del Maresme y en 1272 la de Porta Coeli, en el reino de Valencia. La propia casa de Escaladei también crecía, en 1333 comenzó la construcción de un segundo claustro con doce celdas más y en 1403 un tercero con seis. En 1410 la cartuja acogió durante unos días al papa Benedicto XIII.

Los bienes del monasterio y la situación económica favorable permitieron la promoción de grandes obras en el mismo recinto monástico, sobre todo en el siglo XVIII. A pesar de los episodios de guerra que le afectaron mantuvo su vitalidad y poder hasta su clausura. Entre 1821 y 1823 tuvo lugar una primera exclaustración, que hizo que los monjes se dispersaran y el lugar fuera saqueado. En 1835 y ante los graves incidentes sucedidos en otros conventos cercanos, los monjes huyeron de Escaladei, abandonándolo y dejándolo a manos de los expoliadores, cayendo en ruina. La conreria aún continuó en uso y ahora es una población dentro del municipio de la Morera. La propiedad de la cartuja pasó a la Generalitat (1990) que ha llevado a cabo obras de restauración y conservación en el antiguo recinto monástico.