El convento ya había desaparecido, a la izquierda de la imagen
Fotografía publicada en la Geografia General de Catalunya (Morera, 1908-18)
El convento de los franciscanos de Móra fue fundado a iniciativa de la misma villa, que lo solicitó al provincial de la orden en 1639. Anteriormente, en 1620, no había prosperado una petición similar hecha a los capuchinos. Finalmente, se acordó que la villa facilitaría los terrenos adecuados para llevar adelante la iniciativa, mientras los frailes ocuparon interinamente una casa en la calle Barca, donde en 1640 se establecieron erigiendo una capilla dedicada a Sant Antoni de Pàdua. El mismo año de 1640 el consejo de la villa compró unos terrenos fuera de la muralla, al sur de la población, por una suma de 300 libras.
A la izquiera, el convento aún activo (A)
Detalle de Croquis de Mora de Ebro (1834)
Biblioteca Virtual de Defensa
La primera piedra del nuevo convento se puso en 1644, era un edificio muy amplio que daba cabida a una comunidad de hasta treinta y seis miembros. En alguna época ejerció también como centro de enseñanza. A finales del siglo XVIII fue ampliado. Ya en el siglo XIX, el convento sufrió los efectos de la guerra de la Independencia, convirtiéndose en cuartel de las tropas ocupantes y resultando saqueado. Fue exclaustrado durante el Trienio Liberal y en 1823 el convento fue saqueado e incendiado. Se pudo recuperar, pero en 1835 con la desamortización fue definitivamente exclaustrado. A raíz de la primera Guerra Carlista en 1837, el convento se fortificó y resultó destrozado e incendiado. A partir de aquí se fueron perdiendo los escasos restos y a finales del siglo XIX ya no quedaba nada de él.
- BARRAQUER Y ROVIRALTA, Cayetano (1906). Las casas de religiosos en Cataluña durante el primer tercio del siglo XIX. Vol. 1. Barcelona: Imp. Fco. J. Altés
- BOADAS, Agustí (2014). Els franciscans a Catalunya. Història, convents i frarades (1214-2014). Lleida: Pagès Ed.
- SANAHUJA, Pedro (1959). Historia de la seráfica provincia de Cataluña. Barcelona: Ed. Seráfica
No hay restos del convento, estaba cerca de la carretera de Gandesa y la calle de Sant Antoni, que aón mantiene su nombre