El castillo de Miravet es de origen islámico, está situado en un punto estratégico sobre una colina en la orilla del Ebro. En 1153, tan pronto el lugar se recuperó a los sarracenos, el conde de Barcelona Ramon Berenguer IV lo entregó al Temple con la voluntad de que la orden militar se encargara de la defensa de ese sector.
La fundación de esta casa templaria se hizo en 1156 desde la encomienda de Tortosa, durante los primeros años se reorganizó el establecimiento, se restauró y adaptó el castillo a las nuevas necesidades, hasta que en 1165 se independizó de Tortosa formando la encomienda de Miravet. A partir de 1236, Miravet era el centro de un territorio dentro del cual había varios dominios y prioratos: Algars y Gandesa (Terra Alta), Nonasp (Zaragoza), Ascó y Riba-roja (Ribera d'Ebre), entre otros. El primer comendador de Miravet fue Ramon Bernat (1190).
A pesar de la oposición del obispado de Tortosa, Miravet fue ganando influencia y poder en el territorio, se convirtió en una casa rica y con una comunidad numerosa, la más importante del reino. Entre sus muros se realizaron varios capítulos provinciales de la orden. Además, la encomienda de Miravet fue beneficiaria en diferentes ocasiones de donaciones bienes y derechos. Con la abolición de la orden promovida desde Francia, la casa de Miravet se opuso y se hizo fuerte, Jaume II puso cerco al castillo en 1307. En enfrentamiento fue duro y prolongado, hasta que en 1308, después de casi un año de resistencia, los templarios capitularon. Con la caída de Miravet, sólo la casa de Monzón quedó en manos del Temple, hasta su capitulación, en 1309.
Una vez que los templarios dejaron el castillo, éste tuvo un administrador provisional, hasta que en 1317 la propiedad pasó a los hospitalarios. Más adelante los frailes de Miravet fueron declarados formalmente inocentes y les fueron asignados lugares de residencia y pensiones por su subsistencia. Miravet fue uno de los escenarios de la guerra Civil Catalana (1462-1472) cuando los hospitalarios se vieron obligados a abandonar el castillo. Episodios bélicos se repitieron todavía durante la guerra de los Segadores y la de Sucesión. Debido a la desamortización los hospitalarios lo abandonaron y el lugar pasó a manos particulares. Pero los episodios bélicos no terminaron, durante la guerra Civil volvió a ser escenario de combates. En los últimos años se han realizado obras de restauración, después de que en 1995 fuera declarado Bien de Interés Cultural.
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