Se supone que se trata de un monasterio de origen antiguo, posiblemente del siglo IX, época en la que se fundaron diversas instituciones monásticas en este territorio. No obstante, no es hasta el año 930 que se menciona por primera vez la existencia de esta casa, con motivo de la consagración de la iglesia, momento en que fue dotada por sus benefactores, miembros de la aristocracia local.
Es más segura la referencia al pacto monástico firmado en el año 941, donde ya se menciona el monasterio de Piasca, con una comunidad doble, de monjes y monjas, bajo la dirección de su superiora, Aylo, posiblemente la primera abadesa de esta casa. En ese momento, seguía la regla de San Fructuoso. A lo largo de ese siglo, se documentan donaciones a favor del monasterio, lo que lo convierte en una institución notable. Especialmente generosa fue la familia Alfonso, su máxima protectora y, posiblemente, relacionada con su fundación. En el año 1051 se menciona por primera vez a un abad, Rodrigo, aunque en épocas posteriores se siguen mencionando abadesas. Probablemente en 1078, la comunidad de monjas se trasladó a San Pedro de las Dueñas, cerca de Sahagún, y por ello el monasterio perdió su carácter de comunidad doble.
En esta época, el monasterio de Piasca quedó vinculado al de San Benito de Sahagún, aunque todo indica que mantuvo su estatus de abadía. En 1109 se documenta de nuevo una comunidad femenina en Piasca, bajo la dirección de Urraca, la misma abadesa que se había trasladado a San Pedro de las Dueñas. Piasca volvió a tener una comunidad doble, pero poco a poco el monasterio pasó a estar bajo la influencia de Sahagún hasta que, en 1122, quedó bajo la dirección de un prior y sometido a la autoridad del monasterio de Sahagún, aunque aun manteniendo su carácter de comunidad doble. Ya bajo la dependencia de Sahagún, se construyó una nueva iglesia, consagrada en 1172, de la que se conoce el nombre del maestro de obras: Covaterio. A partir del siglo XIV, Santa María de Piasca entró en un período de decadencia.
Del antiguo monasterio queda la iglesia románica consagrada en 1172, posteriormente modificada, de planta basilical con tres naves. De este edificio cabe destacar la notable portada románica que se conserva, con una decoración exuberante, especialmente en las arquivoltas, que descansan sobre capiteles, cinco a cada lado. Sobre el portal hay un triple nicho con imágenes, una Virgen con el Niño (¿s. XVI?) entre los santos Pedro y Pablo. Al sur, se encuentra otro portal, más sencillo, que comunicaba con el claustro. La decoración escultórica se extiende por otros espacios de la iglesia, tanto en el exterior como en el interior.
Inscripción fundacional en la fachada de la iglesia
Poral del claustro
Poral del claustro
Poral del claustro
- CACHAFEIRO, M. Oliva (2012). El monasterio de San Pedro de las Dueñas. Historia y arte de un cenobio benedictino. San Pedro de las Dueñas
- CUESTA BEDOYA, Jesús; i altres (1997). Localización de los antiguos monasterios de Liébana. Clavis, núm. 1
- GARCÍA GUINEA, Miguel Ángel; dir. (2007). Enciclopedia del Románico en Cantabria. Aguilar de Campoo: Fundación Santa María la Real
- GRIJUELA GIL, Carmen (2015). Santa María de Piasca y Santo Toribio: dos monasterios en el territorio medieval lebaniense. Altamira, vol. 86
- YEPES, Antonio de (reed. 1960). Crónica General de la Orden de San Benito. Vol. II. Madrid: Atlas
Piasca está situado en un valle apartado, en la comarca de Liébana, en los Picos de Europa