Monasterio de Santa María de Iranzu

La fundación de la casa cisterciense tuvo lugar en 1176, en esa fecha, el obispo de Pamplona, Pedro de París (o Pedro de Artajona), hizo donación de las tierras de Iranzu, con la iglesia y monasterio de San Adrián, a su hermano Nicolás para que la fundara, ese Nicolás había sido monje de la abadía de la Cour-Dieu (Curia Dei, Loiret). La llegada de la primera comunidad tuvo lugar en 1078, con monjes procedentes de aquella abadía. Pese a limitaciones económicas iniciales, el monasterio de San Adrián de Iranzu recibió otras donaciones, bienes y privilegios, lo que le permitió reconstruir la iglesia primitiva, que ya no reunía las condiciones adecuadas. La construcción de la iglesia y de las dependencias monásticas se fue haciendo con cierta rapidez, al tiempo que Iranzu pasaba a gestionar un importante patrimonio.

Actualmente, el notable conjunto monástico se ha restaurado y está en uso. La iglesia es una amplia construcción de tres naves encabezada por un ábside de planta rectangular y cubierta con bóvedas góticas, tiene una clara influencia del estilo cisterciense francés, el crucero es poco aparente y sólo se presenta en altura. El claustro es de grandes dimensiones y se construyó en épocas distintas, desde el siglo XII al XIV, lo que queda bien reflejado en los diferentes estilos de ventanales que presenta. En el centro hay una sencilla fuente y, frente al refectorio, un templete con otra. La sala capitular está cubierta con bóvedas sostenidas por dos columnas. También es interesante la cocina centrada por una monumental chimenea. Las demás dependencias han sido muy modificadas.