La
fundación de este monasterio dedicado a Saint-Pierre se
atribuye tradicionalmente a Carlomagno, que trajo aquí las
reliquias de uno de los Santos Inocentes, pero de hecho,
no es hasta el 818 que figura documentado este lugar,
cuando fue declarado exento. Inicialmente los monjes
habrían ocupado los abrigos naturales de la roca, en un
lugar protegido y cerca del río. Aquel primer
establecimiento monástico habría desaparecido a causa de
las invasiones normandas, a mediados del siglo IX. Más
adelante se reconstruyó, entre los siglos X y XI se
construyó el campanario sobre la roca, que aún se
conserva. Como otros establecimientos de la región,
sufrió los efectos de la guerra de los Cien Años y fue
destruido en 1382. |
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Se
emprendió una nueva reconstrucción, que se desarrolló
durante los siglos siguientes. En 1555 la abadía se
afilió a la congregación de Chezal-Benoît. Estuvo dirigida
por abades comendatarios, el más conocido Pierre de
Bourdeille (escritor, conocido con el sobrenombre de
Brantôme) que salvó la abadía durante las guerras de
Religión. En 1626 el monasterio pasó a manos de la
congregación de Saint-Maur, hasta la Revolución. La
construcción más antigua conservada es el campanario
románico, la iglesia es también románica de origen pero
ahora muy modificada, una parte del claustro y el gran
edificio monástico levantado entre los siglos XV y
XVIII. En la roca se encuentran varias estancias
excavadas y algunas decoradas con relieves realizados en
la misma piedra, posiblemente del siglo XVI. |
Interior de la iglesia |