Abadía de Notre-Dame de Cadouin
Abbaye de Cadouin / Caduinum / Condonium
(Le Buisson-de-Cadouin, Dordoña)
El origen de la abadía cisterciense de Notre-Dame de la Nativité de Cadouin está vinculado a dos personajes que, a comienzos del siglo XII, impulsaron diversas fundaciones monásticas. En el año 1113, Robert d’Arbrissel (c. 1045-1116), fundador de la abadía de Fontevraud, recibió del obispo de Périgueux, Guillaume d’Auberoche, unas tierras en La Salvetat con el propósito de fundar un nuevo monasterio de monjas vinculado a aquella abadía. A esta primera donación, varios señores locales añadieron otras, ampliando así sus posesiones.
En 1115, Robert cedió el lugar a Géraud de Salles (c. 1050-1120), originario del Périgord, a quien encomendó la fundación del monasterio. Pronto, el nuevo monasterio de Cadouin recibió la influencia del Císter; en 1119 llegó un monje procedente de la abadía de Pontigny y, en esa misma fecha, se colocó la primera piedra. De hecho, la incorporación a la orden cisterciense fue gradual y no se completó hasta la época del papa Inocencio III, alrededor del año 1200. No obstante, los registros cistercienses toman como referencia el año 1119.
Durante el siglo XII, Cadouin impulsó cinco nuevos monasterios y dos más, fundados por estos, formando una pequeña congregación que celebraba sus propios capítulos. En 1201 se acordó la plena incorporación a la orden del Císter, manteniendo, sin embargo, su rango y antigüedad. Uno de los pilares de la prosperidad del monasterio en aquella época fue la posesión del conocido Santo Sudario de Cadouin, objeto de una gran devoción que otorgaba prestigio a la abadía, además de beneficios económicos en forma de donaciones. Un examen detallado de la pieza, realizado en el siglo XX, reveló que se trata en realidad de un tejido musulmán, datado en el siglo XI.
Con la guerra de los Cien Años llegaron las penurias y la decadencia; los pocos monjes que quedaban se vieron obligados a abandonar el recinto y a mendigar para sobrevivir. Al final del conflicto, solo permanecían en la abadía el superior y dos monjes, pero se logró su recuperación. Durante este período de inestabilidad, entre 1392 y 1455, el sudario fue custodiado en Toulouse. Tras esta etapa, el monasterio se recuperó y se pudo reconstruir completamente el claustro, sustituyendo la antigua estructura románica por un espléndido ejemplar gótico. Luis XI, rey de Francia (1461-1483), ofreció su protección a la abadía e incluso promovió la devoción del sudario.
A partir de 1516, la abadía pasó a estar regida por abades comendatarios, lo que, como en tantos otros monasterios, no favoreció la vida monástica. Las Guerras de Religión (1562-1598) la afectaron gravemente: cayó en manos de los protestantes, que mutilaron el claustro. En el siglo XVII, la protección del obispo le dio un nuevo impulso, recuperando la normalidad. Se confirmó formalmente la autenticidad del sudario y se emprendió la restauración del edificio. Con la Revolución Francesa, a finales del siglo XVIII, llegó su fin: en aquel momento aún residían seis monjes. Los archivos fueron quemados y los bienes subastados, pero el sudario fue escondido y salvado. La iglesia asumió funciones parroquiales. Posteriormente, entre 1892 y 1945, se llevó a cabo la restauración de los edificios.
La iglesia es un edificio de época románica, construido entre 1119 y 1154. Su fachada refleja exteriormente las tres naves interiores: dos contrafuertes la dividen en tres sectores. El central presenta una sencilla portada de medio punto y un ventanal superior del mismo estilo. A la izquierda, hay un doble arco en la parte baja y un ventanal encima, mientras que a la derecha solo hay el ventanal superior. Interiormente, el espacio está dividido en tres naves, con un corto crucero en el que se abren tres ábsides. El claustro conserva un importante conjunto de escultura gótica, al que se suman las tracerías de los ventanales, las claves de bóveda, los capiteles y un notable sitial abacial.
Filiación de Cadouin
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