El lugar de Cadouin fue ocupado ya el 1113 por
seguidores de
Géraud de Salles, pero la fundación formal
de la abadía no tuvo lugar hasta el 1119, después de
haber recibido unas donaciones. Inicialmente pasó a
depender de Pontigny,
importante centro de la orden del Cister. La iglesia se
consagró en 1154. Uno de los motivos del esplendor de
este lugar procedía de la posesión del conocido Santo
sudario de Cadouin, objeto de una gran devoción.
Con la guerra de los Cien Años llegó la decadencia y los
monjes se vieron obligados a abandonar el recinto y
mendigar para sobrevivir. Al final del conflicto sólo
quedaban en la abadía el superior y dos monjes, pero se
pudo rehacer. En el transcurso de este período de
inestabilidad el Santo sudario de Cadouin fue
custodiado en Toulouse, entre el 1392 y 1455. |
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Tras el
periodo de inestabilidad se rehizo totalmente el
claustro, la antigua construcción románica fue
reemplazada por un magnífico ejemplar gótico. Luis XI,
rey de Francia (1461-1483), le dio una cierta protección
e incluso promovió la devoción del Santo sudario.
A partir de 1516 la abadía pasó a estar regida por
abades comendatarios y, como en tantos otros lugares,
este hecho no favoreció nada la vida monástica. Las
guerras de Religión (1562-1598) le afectaron gravemente
y el lugar cayó en manos de los protestantes que
mutilaron el claustro.
En el siglo XVII la
protección del obispo le dio un cierto impulso, con la confirmación
de la autenticidad del Santo sudario y la restauración del
edificio. Con la Revolución, a finales del siglo XVIII, llegó el fin
del monasterio. En aquel momento todavía tenía seis monjes, los
archivos fueron quemados y los bienes subastados. El Santo
sudario fue escondido y salvado, y la iglesia tomó las funciones
de parroquia. Después vino la restauración de los edificios, de 1892
hasta el 1945. |
Cadouin |