Abadía de Sainte-Marie de Fontfroide

En 1144 la comunidad de Fontfroide se dirigió a la abadía de Grandseve (Tarn y Garona) con el fin de ponerse bajo las directrices cistercienses, y así se convirtió en "hija" de aquel monasterio gascón. A su vez, fue a partir de la abadía de Fontfroide que, en 1151, se fundó el monasterio de Poblet, ya en Cataluña. El monasterio se convirtió en un centro fundamental para la lucha contra la doctrina cátara, el papa Inocencio III designó a dos legados elegidos entre los miembros de esta abadía que se encargaron de defender la ortodoxia católica ante la herejía. Esta posición pionera resultó provechosa para el monasterio, que se benefició de los bienes de los cátaros. El siglo XIV coincidió con una época de pujanza, estuvo dirigido por abades poderosos e influyentes, como Jacques Fournier (abad entre los años 1311 y 1317) que fue obispo y más adelante papa, con el nombre de Benedicto XII (1334-1342).

Entre 1858 y 1901 hubo un intento de recuperación monástica, que no tuvo continuidad. En 1908 volvió a manos de particulares y se promovió su recuperación y restauración. El conjunto arquitectónico es importante y comprende la iglesia conventual, el claustro con sus dependencias anexas y el palacio abacial. La iglesia se empezó a mediados del siglo XII, es de tres naves con crucero, a la nave del sur se añadieron cinco capillas en el siglo XIV. El claustro se inició en el siglo XII y se reformó profundamente en el XIII. Los capiteles están decorados con motivos florales. En la galería de levante se abre una magnífica sala capitular, construida entre los siglos XII y XIII.