Se trata
de una abadía benedictina fundada entre los años 587 y
605 por el obispo de Le Mans, Bertrand, quien también
facilitó el terreno fuera extramuros donde se iba a
levantar el monasterio. La casa se vio beneficiada por
el rey Clotario II (584-629), todo ello propició su
rápida expansión, convirtiéndose en un centro influyente
e importante, con muchas posesiones. Este periodo se vio
interrumpido a causa de las invasiones normandas durante
la segunda mitad del siglo IX, cuando el establecimiento
monástico resultó en gran parte destruido. La casa
condal del Maine se encargó de su restauración: hacia
990 el conde llamó al abad Gauzbert quien impulsó la
reconstrucción material de la iglesia y monasterio,
mientras que el conde Hugo II le devolvía las
propiedades perdidas, recuperando así la prosperidad.
Hacia el 1010 participó en la fundación del
priorato de Saint-Pierre de
Solesmes. |
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Sufrió los
efectos de la guerra de los Cien Años que la afectó económicamente,
pero la decadencia llegó con la entrada del régimen de encomienda,
en 1518. En 1657 entró a formar parte de la congregación de
Saint-Maur que se encargó de su reforma y también reconstrucción de
las dependencias monásticas, ya en el siglo XVIII. Los mauristas
ocuparon el monasterio hasta la Revolución, en 1791 fueron
expulsados acabando con la vida monástica en este lugar. La
iglesia tiene actualmente funciones parroquiales y conserva la
cripta de la época de la reconstrucción del siglo XI, el resto es el
producto de diversas construcciones efectuadas posteriormente,
especialmente durante el siglo XIII. |
Interior de la iglesia |