La abadía
de Saint-Médard de Soissons es uno de los antiguos
monasterios de territorio francés con más trascendencia
en su época. Su origen hay que buscarlo en una basílica
comenzada a construir por Clotario I (511-561) para
venerar las reliquias de san Medardo, obispo de Noyon.
El año 561, Clotario también fue enterrado en este lugar
y su hijo Sigeberto I se encargó de terminar la
construcción de la basílica, este monarca murió
asesinado el 575 y también fue enterrado aquí. Una
tradición menciona que fue Clotario quien también fundó
el monasterio con la colaboración de san Mauro,
discípulo de san Benito, pero esta narración no tiene
ninguna base que pueda hacerla verosímil. Lo cierto es
que el santuario era muy frecuentado y tendría algún
tipo de comunidad religiosa organizada que cuidaría del
lugar y de sus devotos. |
Saint-Médard de Soissons
Exterior de la cripta |
Benedictinos
Saint-Maur
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Saint-Médard de Soissons
Cripta |
San Medardo de Noyon |
El obispo de Laon, san Medardo
Detalle de una miniatura de un Libro de horas del siglo XV
Bibliothèque de l'Arsenal. Ms-638
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Medardo y su hermano gemelo Gildardo habrían nacido
cerca de Noyon hacia el 480-485, ya de muy joven se
le atribuyen varios milagros. Los dos hermanos se
educaron en el entorno del obispo de Vermand
(diócesis que luego se trasladaría a Noyon) junto
con san Eleuterio de Tournai. Eleuterio fue nombrado
obispo de Tournai, Gildardo obispo de Rouen y
Medardo obispo de Vermand. Medardo asistió a
san
Remigio de Reims en el momento del bautismo de
Clodoveo. Se le atribuye también, aunque sin
fundamento, el traslado de la diócesis de Vermand a
Noyon. También participó muy directamente en el
abandono de la corte de
santa Radegunda, esposa de Clotario, para
dedicarse a la vida monástica, Medardo fue quien la
ordenó. El santo obispo habría muerto hacia el 557 y
Clotario lo hizo enterrar a Soissons, lugar donde
levantó una basílica. |
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Fue la reina regente Batilda (c630-680) viuda de Clodoveo II quien
se encargó de la reforma de aquella comunidad primitiva con la
colaboración de sus consejeros eclesiásticos, el obispo san Audono y
san Eloy de Noyon,
entre otros. Durante el tercer cuarto del siglo VII la reina impuso
una regla a la comunidad inspirada en san Benito y san Columbano. La
casa obtuvo el privilegio de inmunidad en una fecha incierta,
beneficio que fue confirmado en época de Carlomagno. La Regla de San
Benito fue adoptada plenamente en época carolingia, alrededor del
800, la casa se había convertido en uno de los centros religiosos de
más prestigio del reino, entre otras posesiones, la pavordía de
Favières dependía de ésta casa. El año 826 llegaron desde Roma las
importantes reliquias de san Sebastián que dieron un nuevo impulso a
la devoción popular que ya gozaba el monasterio gracias a la
posesión de las reliquias san Medardo. |
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Durante el siglo IX se construyó una nueva iglesia con
una cripta de grandes dimensiones donde se veneraban las
reliquias, el año 841 Carlos el Calvo participó en la
consagración de esta y el traslado de las reliquias. En
esa época ya existía la capilla de Sainte-Sophie, anexa
a un palacio real, esta iglesia fue destruida y
reconstruida en varias ocasiones, hasta la Revolución.
En época de las invasiones normandas, Soissons fue uno
de los objetivos de los vikingos. El 886 el monasterio
fue atacado directamente e incendiado, también el
palacio carolingio. El el año 887, Carlos III el Gordo
les entregó el lugar de
Donchery (Ardenas), donde se fundó un priorato. Más adelante aún, la comunidad se
vio obligada a huir pero poco después pudo regresar y
restaurar el lugar, fueron también importantes las
pérdidas de bienes situados fuera del monasterio que
formaban parte de su amplio patrimonio. Las reliquias de
los santos Medardo y Sebastián se trasladaron
temporalmente a Dijon. |
Saint-Médard de Soissons
Grabado núm. 101 del Monasticon Gallicanum
Bibliothèque nationale de France |
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