El
impulsor de la fundación de esta canónica fue Diego
Martínez de Villamayor, personaje noble que ocupó altos
cargos en la corte castellana, concretamente durante los
reinados de Alfonso VII, Sancho III y Alfonso VIII. En
1165, Alfonso VIII entregó el
monasterio
benedictino de San Andrés de Valvení a Diego
Martínez, el cual lo puso a disposición del
monasterio
cisterciense de Valbuena, que se hizo cargo de él y
más adelante se trasladó a
Palazuelos donde
todavía se conserva la iglesia de la casa cisterciense
del mismo nombre. Diego participó también en la
fundación del monasterio
de Santa María de Sandoval, en unas tierras
entregadas por sus suegros Pedro Ponce de Minerva y
Estefanía Ramírez, y además ingresó en aquella
comunidad. |
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En 1169, Diego Martínez fundó esta abadía de Benevívere
en pleno Camino de Santiago, cerca de Carrión, donde
tenía propiedades de origen familiar. A su frente se
puso el abat Pascual, del que se tiene noticias desde el
1173. Se trataba de una abadía canonical seguidora de la
Regla de San Agustín y el fundador lo dotó de unas
constituciones particulares. Además de la casa
monástica, también estableció un hospital para atender a
los peregrinos, el hospital de San Torcuato. Desde sus
inicios la casa disfrutó del privilegio de exención y la
misma fundación fue aprobada desde la Santa Sede por los
papas Alejandro III (1179) y su sucesor Lucio III
(1183). El fundador murió en 1176 y el mismo año otorgó
testamento a favor de Benevívere y su hospital. De esta
abadía dependían la de
Santa María de Trianos (León) y la de Santa María de
Villalbura (Burgos), además de otros prioratos de menor
entidad. Benevívere mantuvo su actividad hasta la
exclaustración, una vez abandonado, las construcciones
sirvieron de cantera y actualmente los restos
conservados in situ son escasos. |

Diego Martínez,
el fundador de Benevívere
Gravat del seu sepulcre, de Carlos Mújica Pérez
(siglo XIX)
Procedente de Iconografía española, de
Valentin Carderera
Gravats de Reserva/Universitat de Barcelona |