Inicialmente en
este lugar existía una capilla dedicada a la Virgen, donde se
reunió una comunidad que hacia el 956 fue reorganizada por
Dalmas de Beaumont desde la abadía de
Saint-Chaffre, convirtiéndose en un priorato dependiente de
aquel lugar, Dalmas fue la vez prior de Chamalières y abad de
Saint-Chaffre. La posesión de reliquias de san Gil junto con un
Clavo Santo que se considera que había sido ofrecido por
Carlomagno, hicieron de este lugar un centro de devoción y
atracción para la población, además de beneficiarse de
importantes donaciones de la nobleza. A partir del siglo XVI la
casa pasó a estar gobernada por priores comendatarios y tuvo
continuidad hasta la Revolución, cuando se clausuró. |
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