Abadía de Saint-Sour de Terrasson
Abbaye de Terrasson / S Sori Terracinensis / Terrasso
(Terrasson-Lavilledieu, Dordoña)
La abadía benedictina de Saint-Sour de Terrasson es uno de los tres monasterios que, según la tradición, fundaron los monjes Sour, Amand y Cyprien, quienes habían abandonado la vida comunitaria para dedicarse al eremitismo. Sour dio origen al monasterio de Terrasson, Amand al de Saint-Amand-de-Coly y Cyprien al de Saint-Cyprien, los tres situados en Dordoña.
Según el relato de su vida, Sour (501-580) llegó a Terrasson hacia el 525 y se estableció en una cueva como eremita. Su fama de santidad atrajo a varios seguidores, entre ellos el rey Gontrán (c. 532-c. 592), quien le habría encargado la construcción de un monasterio y un hospital para peregrinos. A la muerte de Sour, quien se había convertido en el líder de un incipiente monasterio, el lugar quedó bajo la dirección de Aredio (Yrieix, † 591), fundador de la abadía de Atane (Alto Vienne).
El monasterio de Saint-Sour de Terrasson dependió de Atane hasta el año 620 y parece haber permanecido activo hasta su destrucción por los normandos en el 848. Fue restaurado por Sébalde, obispo de Périgueux, a finales del siglo IX o comienzos del X. En aquellos momentos, recibió la protección de los condes de Périgord hasta que, en el 940, Bernardo de Périgord lo cedió a la abadía de Saint-Martin de Tulle (Corrèze). A comienzos del siglo XII, pasó a manos de la abadía de Saint-Martial de Limoges (Alto Vienne), que en aquel momento formaba parte de la órbita cluniacense.
Durante este período, el monasterio fue reconstruido, reemplazando las estructuras levantadas en el siglo X. Hacia finales del siglo XIV, en el contexto de la guerra de los Cien Años, la abadía de Terrasson sufrió un ataque devastador que la dejó prácticamente destruida, afectando también a la villa que se había formado a su alrededor. A finales del siglo XV, bajo el mandato del abad Bertrand de Roffignac, se emprendieron trabajos de reconstrucción, pero en 1569, las Guerras de Religión volvieron a causar graves daños.
Posteriormente, la iglesia fue parcialmente restaurada; se cubrió la cabecera, pero la nave quedó a la intemperie. A pesar de estas dificultades, el monasterio continuó existiendo. A mediados del siglo XVII, fue reformado para mejorar la regularidad monástica. En 1768, la abadía pasó a depender del obispo de Sarlat y la pequeña comunidad que aún subsistía se disolvió, aunque algunos monjes permanecieron allí hasta la Revolución Francesa. La iglesia fue restaurada posteriormente.
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