Se trata
de un priorato benedictino fundado desde la abadía de la
Sainte-Croix de Burdeos sobre
una antigua capilla dedicada a la Virgen, que la leyenda
hace retroceder hasta su fundación llevada a cabo por la
Verónica, pero que no se encuentra documentada hasta el
980, ya con el nombre de Notre-Dame de Fin des Terres.
Este priorato figura mencionado por primera vez el año
1079. Sus posesiones, fruto de las donaciones efectuadas
por la nobleza fueron confirmadas por el papa (1193). |
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El lugar
se convirtió en un centro devoción popular y objeto de
peregrinaciones, lo que añadido a las donaciones, lo
hizo un centro rico y próspero. Durante los siglos XIII
y XIV el priorato quedó soterrado por las dunas lo que
obligó a llevar a cabo importantes obras de adaptación a
la nueva situación. Después sufrió los efectos de las
guerras de Religión, en 1622 fue saqueado por los
hugonotes. Debido a su situación, y que había sido
invadido otra vez por la arena, el lugar quedó
abandonado en 1744. Finalmente la iglesia, que se
encontraba en ruinas, fue restaurada a mediados del
siglo XIX y se le devolvió el culto en 1860, quedando
como iglesia parroquial. Los benedictinos (de la
congregación de los olivetanos) retornaron a Soulac en
1859 y en 1874 edificaron un nuevo monasterio donde se
establecieron hasta mediados del siglo XX; se
convirtieron en muy populares gracias a la
comercialización de un dentífrico basado en una fórmula
propia del siglo XIV. |
Notre-Dame de Fin des Terres |