Abadía de Saint-Guilhem-le-Désert
Saint-Sauveur de Gellone / Abbaye de Saint-Guilhem-le-Désert
(Saint-Guilhem-le-Désert, Hérault)
El origen de la abadía de Saint-Guilhem-le-Désert está relacionado con dos personajes: Benito de Aniane (c750-821) y Guillermo I de Tolosa (768-812). El primero, Benito, abandonó la carrera militar y el servicio en la corte de Carlomagno en 774 y se hizo monje. En 780 se retiró a Aniane, donde en 782 fundó el monasterio de Saint-Sauveur de Aniane.
Guillermo estaba emparentado con Carlomagno, quien lo puso al frente del condado de Toulouse, protagonizó algunos episodios de recuperación de territorios a los sarracenos, a ambos lados del Pirineo. En 804 fundó dos celdas monásticas vinculadas a Saint-Sauveur de Aniane, una a Goudargues (Gard) y la segunda ésta de Gellone. Siguiendo el ejemplo de su amigo Benito, en 806 también dejó el servicio en la corte y se retiró a la celda de Gellone, donde murió en 812. Se consideró a Guillermo santo y a partir de aquí se tejieron una serie de leyendas a su alrededor, que tuvieron mucha popularidad en la época. También influyó el hecho de que aquí se conservaba una preciada reliquia de la Vera Cruz que se considera que trajo el propio fundador, como donación de Carlomagno.
El cenobio creció en popularidad y pudo independizarse de Aniane gracias a sus riquezas y rentas, el primer abad conocido, Juliofred, figura en una donación del 925. Mientras tanto, la devoción a san Guillermo seguía aumentando. Debido a un incendio que destruyó el archivo de la abadía, Aniane pretendió recuperar su poder sobre Gellone y se suceden una serie de pleitos, que terminan en 1090, con un reconocimiento de la independencia por parte del papa Urbano II. En 1138 las reliquias de san Guillermo fueron trasladadas de la cripta a la capilla mayor, donde se conservaron en un sarcófago de mármol. La vitalidad del monasterio siguió aumentando, así como sus riquezas y prestigio.
A partir de 1465 empezó el gobierno de abades comendatarios, mayoritariamente obispos residentes en Lodève que se aprovecharon de la situación, ya que hasta ese momento la abadía gozaba de mayor prestigio que el propio obispado, así como de una independencia efectiva. El resultado fue que se descuidó tanto la vida religiosa como la atención de los edificios. En 1569 el lugar fue saqueado por los hugonotes, y se perdió buena parte del mobiliario, la comunidad se vio obligada a vender los objetos de plata y relicarios para hacer frente a los gastos de defensa. También se desprendieron del priorato de Saint-Martin-de-Londres. Pero esa situación no terminó aquí, en 1624 consta que los edificios, claustro incluido, estaban arruinados en mayor o menor medida, excepto la iglesia.
En 1644 se intentó revitalizar el centro religioso con la llegada de nuevos monjes de la congregación de Saint-Maur, que en el siglo XVIII levantaron unas nuevas dependencias. Consiguieron mantener el cenobio vivo hasta la Revolución Francesa, cuando las propiedades fueron vendidas, el último abad y obispo de Lodève suprimió formalmente la abadía, en 1783. Como es habitual en este tipo de edificaciones, las construcciones se fueron haciendo en el transcurso de la historia de la abadía. No hay ningún resto aparente de las primeras construcciones de la época fundacional, de principios del siglo IX. Los vestigios más antiguos se encuentran en la cripta redescubierta en 1962 bajo el presbiterio. Estos restos seguramente pertenecen a una segunda construcción del siglo X, prerrománica.
Aquel edificio debió dañarse a causa de un incendio y fue entonces cuando comenzó la construcción de un tercer edificio, básicamente el actual. Destaca particularmente el gran ábside central de una anchura tal que ocupa interiormente el espacio de las tres naves. Este ábside, con contrafuertes exteriores, se hizo después de las naves para sustituir al anterior, prerrománico. Las naves laterales, muy estrechas, terminan en unas absidiolas que se situaban junto al primer ábside central. Ahora hay dos ábsides laterales, que se abren en el crucero. Todas estas construcciones deben situarse, en diferentes fases, en el siglo XI.
El claustro tenía dos plantas, la inferior del siglo XI y la superior del XII. En aquella época se levantó este piso para separar a los monjes de los devotos que acudían en masa a la abadía. Desde el piso superior, los monjes podían acceder a la iglesia, donde disponían de unas tribunas reservadas, mientras que la parte baja era accesible por los fieles. La segunda planta del claustro se ha perdido en su totalidad, aunque se conserva parcialmente reconstruido en The Cloisters, de Nueva York. La fachada principal está presidida por una poderosa torre campanario, en cuya parte baja se abre el portal de medio punto que comunica con el nártex, un añadido utilizado para acoger a los peregrinos, con una primitiva bóveda ojival. Al transepto se añadieron en el siglo XV unas tribunas para poder aislar a la comunidad de los visitantes. El altar mayor es del siglo XVIII.
Puente medieval románico sobre el río Hérault, construído después de un acuerdp entre los monasterios de Gellone i Saint-Sauveur de Aniane
Manuscrito del siglo VIII, conservado a la Bibliothèque nationale de France
Copiado en la diócesis de Meaux (Isla de Francia), se considera que fue traído a este monasterio por San Guillermo de Gelonaa
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