El origen
de este monasterio es muy antiguo y tradicionalmente se
ha vinculado a la figura de dos santos personajes:
Agapito, y Majencio (o Maixent) de Agde, a los que
habría que añadir también a
Leodegario (o Léger) de Autun.
Según la tradición fue Agapito quien durante el siglo V
fundó un primer oratorio en esta región y que dedicó san
Saturnin, alrededor del cual se fue formando una
comunidad a la que se añadió Majencio, el cual ocuparía
el cargo de abad, después de la muerte de su predecesor,
Agapito. Se considera que en esta época Saint-Maixent
recibió la visita y protección del rey franco Clodoveo I
(481-511). A la muerte de Majencio se cambió el nombre
de la casa, pasando a ser conocida con su nombre en
detrimento de san Saturnin.
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La
posesión de las reliquias de san Majencio fue motivo de atracción
para los devotos y la llegada de peregrinos ayudó al enriquecimiento
de la casa, que creció con el traslado a este lugar de las reliquias
de san Leodegario, obispo de Autun que antes había profesado en este
monasterio del que también fue abad. A comienzos del siglo IX y
gracias a la protección real el monasterio había sido uno de los
centros religiosos más influyentes del territorio. A mediados del
siglo IX el monasterio sufrió los efectos de las invasiones
normandas que obligaron a la comunidad a huir, llevándose las
preciadas reliquias hasta el lugar de Plélan (Saint-Sauveur
de Plélan), donde se reunieron con la también fugitiva comunidad
de Saint-Sauveur de Redon (Ille y
Vilaine). Una vez recuperada la paz, los monjes volvieron
y pudieron rehacer la gran casa gracias a las donaciones que no
dejaron de llegar en los siglos siguientes. |
Saint-Maixent |